04 febrero 2014
El camarada Roberto Hernández Montoya escribió un artículo el sábado titulado Aquí entre pícaros [1], en donde hace una dura crítica a los burgueses y trabajadores pícaros en Venezuela y España, y al mismo tiempo pregunta si será que la mala maña nos viene de España. También nos dice que en Venezuela tenemos más picaresca que capitalismo propiamente dicho, y que el capitalismo tiene pocas ventajas, pero aquí solo tenemos las desventajas.
Bueno, ciertamente creo que así como hemos heredado la ideología del racismo del régimen colonial español, también hemos heredado algunos valores de un feudalismo español en decadencia para el momento que nos invadieron, y del cual no nos hemos librado del todo. España era un país en transición del feudalismo al capitalismo. Pero no un capitalismo industrial moderno, sino esencialmente comercial.
La decadencia del feudalismo español y el saqueo de nuestras riquezas destruyeron la agricultura en España, y muchos campesinos, incluso aristócratas, empezaron a vivir sin trabajar. Los de arriba marcaban la pauta. La podredumbre comenzaba desde arriba. La sociedad estaba en proceso de desintegración. En ese mundo de desocupados, mendigos, ladrones, estafadores, vagabundos y borrachos, lo que sobresale es la picardía y con ella nace la novela picaresca.
De modo que a estas tierras llegó mucho pícaro español para vivir sin trabajar. Si tomamos en cuenta que los valores en la superestructura son una expresión de la base económica, nuestra picardía, en parte heredada de los invasores, puede fácilmente reproducirse, adaptarse y sostenerse por
la nueva realidad de nuestro capitalismo rentístico, ya colapsado, que capta todavía una importante riqueza no trabajada por nosotros: la renta petrolera.
Por tanto, y lamentablemente, tenemos que convivir con una banda de burgueses parásitos de la renta petrolera, funcionarios corruptos, y asalariados raspa-cupos que defienden con picardía una economía rentística petrolera, ya colapsada hace más de tres décadas, y que ahora se resisten a la transformación de nuestra economía en un modelo productivo socialista a favor de los intereses de la Patria antiimperialista. Modelo productivo que por supuesto es contrario a los intereses de la burguesía parásita y a los intereses de los Estados Unidos. De modo que nos toca librar muchas batallas, con muchas bajas, para alcanzarlo.
Es verdad, como dice Hernández Montoya, aquí tenemos más picaresca que capitalismo propiamente dicho. Todo un espectáculo. La propia piñata. Pero hay algo que debe quedar claro, y es que los países del centro tampoco están libres de pícaros, se ven casos, como por ejemplo los especuladores financieros, y un largo etcétera.
No podemos entregarle más nuestras divisas a la burguesía. Si existe eso que llaman burguesía nacionalista, entonces que inviertan su capital. La renta tiene que emplearse, siguiendo el Plan de la Patria , para promover en el período 2013-2019 la constitución de 30.000 empresas de propiedad social directa. Tamaña tarea de la que poco se habla.
Pero lo que más me preocupa es la picardía de miembros de la clase asalariada. Los raspa-cupos y funcionarios corruptos que no visualizan al enemigo de clase. Pan para hoy y hambre para mañana. Son pícaros sin conciencia de clase. Con esta gran masa de pícaros asalariados no puede haber lucha porque están distraídos dándole palo a la piñata, donde por cierto, la mayoría de las veces terminan apaleados por los burgueses que son más pícaros que ellos.
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Publicado en Aporrea.org el 02/02/14
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