Escuálidos adoctrinados con el modelo Atcon de educación

Fernando Saldivia Najul
30 julio 2009


En los años 60’s, Rudolph Atcon, asesor del Departamento de Estado diseñó un modelo de educación para América Latina que se titula La Universidad Latinoamericana, pero se conoce mejor con el nombre de Informe Atcon. [1] Aquí en Venezuela le pararon tanta bola a este informe, que Ediciones del Congreso de la República lo publicó para estimular un supuesto debate nacional acerca del modelo de universidad que más nos convenía. Los escuálidos llegaron al colmo de decir que aquí había carencia de teóricos en educación, y por lo tanto era necesario atender las recomendaciones de un experto extranjero para que nos adoctrinara. [2] ¡Que bolas!

El mismo Atcon decía que para superar nuestro atraso y modernizar a Venezuela necesitábamos, en una primera fase, contratar asesores extranjeros para que nos ayudaran a reestructurar la universidad hasta que ellos vieran que ya estuviéramos preparados para caminar solos. (p. 153). No es paja.

Además recomendaba que para lograr una verdadera autonomía universitaria debíamos transformar la universidad pública en una fundación privada, libre de controles e interferencias estatales, pero eso sí, financiada por donativos anuales del estado. (p. 162) Está agüevoneado el gringo. Por supuesto, nada que ver con el Estado docente.

A la oligarquía la instaba a seguir sus recomendaciones, y les decía que si apostaban a una universidad independiente, esto les acarrearía nuevas y más poderosas ventajas. (p. 70).

Por otro lado, Atcon señalaba que una de las causas más fuertes de la crisis universitaria era la intervención excesiva de los estudiantes en la dirección universitaria. Decía que los estudiantes con toda su rebeldía, con todos sus lemas revolucionarios, eran en realidad una fuerza negativa dentro del orden social. (pág. 99) De esta manera Atcon propuso un régimen de estudio orientado a dispersar a los estudiantes para que no socializaran ni establecieran nexos que pudieran de alguna manera motivarlos para la acción revolucionaria de la universidad, o de la sociedad toda. En otras palabras, pretendieron despolitizar las universidades.

Se trata pues de organizar la universidad de manera mecánica, diseñada para domesticar a los estudiantes, adaptarlos al capitalismo, y no para que los estudiantes descubran y desarrollen una forma humana de vivir.

Es todo un plan inspirado en la ideología tecnocrática necesaria para formar a los proletarios de cuello blanco con las nuevas tecnologías del norte que están orientadas hacia la acumulación de capital y no hacia el desarrollo social. Una tecnología que por cierto, tiene una carga ideológica y además establece lazos de dependencia y dominación.

Además del modelo Atcon, se aplicaron los planes y recomendaciones que le decomisaron al Embajador de Estados Unidos, Teodoro Moscoso, en la Universidad Central de Venezuela, en junio de 1961. Después de estas asesorías extranjeras, se redujo y se deformó la enseñanza de la Historia y de la Geografía de Venezuela y se eliminó la Historia de América en los nuevos programas de Educación Primaria. [3] Esto sentó las bases de la ahistoricidad necesaria para la implantación de la de la ideología tecnocrática, en nombre de la modernización y el progreso, y sin identidad patria.

Por otro lado, en la década de los 70’s, con el propósito de saquear con menos trabas las riquezas del subsuelo, eliminaron o minimizaron de los programas de estudios universitarios, las materias de Legislación Minera y Petrolera y de Economía Minera y Petrolera. La orden era que no supiéramos que debajo del subsuelo venezolano estaba la reserva más grande de petróleo del mundo, y evitar así que se nos despertara el interés por administrar esos recursos para el desarrollo social de los pueblos oprimidos.

Este adoctrinamiento nos dejó como resultado un triste ejército de profesionales automatizados y colonizados, básicamente especializados en áreas tecnológicas. Unos escuálidos con pensamiento acrítico, y conformistas. No es para menos. Los pobres estudiantes fueron sometidos a un régimen de estudio que se apoyaba en la concepción empresarial del máximo rendimiento en el menor tiempo. Es la fábrica donde se produce el hombre-mercancía y la mujer-mercancía. Este régimen de estudio formó estudiantes dispersos sin tiempo para socializar ni de establecer nexos.

Ahora tenemos escuálidos automatizados, competitivos, egoístas y superficiales, prestos para marchar cuando los empresarios les dicen que les van a quitar sus chupetas para dárselas a los excluidos. Es el ejército perfecto que necesitaba la clase dominante para defender sus intereses y mantenerse en el poder. Quizá algún día se den cuenta de que los empresarios no los acompañan en las marchas y empiecen a resentirse con ellos. Pero esto es solo una ilusión.

Por lo pronto, y esto va con los escuálidos, si ustedes marchan por los valores del capitalismo: la obediencia, la competencia y el consumo, nosotros marchamos por los valores del socialismo: la participación, la solidaridad y la creación.


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[1] La Universidad Latinoamericana. Rudolph P. Atcon. Comisión de Reforma Universitaria, Ediciones del Congreso de la República, Caracas, 1971.
[2] Ibídem, editorial en la contraportada
[3] El Modelo Tecnocrático y la Educación Superior en Venezuela. (Cuatro trabajos presentados en el I Seminario sobre la problemática de la educación superior en Venezuela.) Responsable de la edición: María del Pilar Quintero. Editorial Enseñanza Viva, 1980. Pág. 11.


Publicado en Aporrea.org el 30/07/09
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Federico Brito Figueroa: la burguesía venezolana

Fernando Saldivia Najul
24 julio 2009



Federico Brito Figueroa
Federico Brito Figueroa hizo un análisis marxista de la historia de Venezuela desde el mundo colonial iberoamericano al mundo neocolonial contemporáneo. El historiador y antropólogo marxista fijó su atención en la población, la estructura económica y la estructura social, con espíritu de totalidad, que luego sirvieron de base para el análisis de la estructura de las clases y grupos sociales en Venezuela y su relación con el poder político. De aquí la importancia de revisar su obra Historia Económica y Social de Venezuela [1] para poder entender, con categorías marxistas, qué es la burguesía venezolana, cómo nació, cómo se formó, y por qué no fue capaz de desarrollar industrialmente a Venezuela.

Brito señala en su obra que en la Venezuela contemporánea las clases y grupos sociales se formaron en el marco de la dependencia de los monopolios internacionales. Las clases más importantes, en orden de antigüedad, son: latifundistas y campesinado, pequeña burguesía y “clases medias” en general, y proletariado y burguesía. Como parte de la dominación colonial imperialista, estas clases asimilaron los valores del modo de vida norteamericano, y con la ayuda de los medios de comunicación, se convirtieron en los instrumentos humanos de la política del imperialismo norteamericano en Venezuela.

En este cuadro de dependencia estructural se fortalece la “burguesía asociada” y la “burguesía nacional”, las cuales superan a las tradicionales burguesía comercial importadora, rentista y prestamista. En este proceso de cambio la burguesía venezolana adopta y hace suyo el modelo norteamericano de desarrollo. La mentalidad del especulador criollo se asocia a los inversionistas extranacionales, y algo de los beneficios queda en manos de la oligarquía financiera nativa, la cual invierte solamente el nombre y la sumisión.

Como consecuencia de la dependencia colonial, la burguesía venezolana nunca llegó a evolucionar de manera definitiva del sector donde se realiza la plusvalía hacia sectores donde se produce plusvalía. En otras palabras, la burguesía venezolana tiene un espíritu rentista-mercantil. Está orientada a la ganancia fácil y con mínimas posibilidades de fracaso. Se formó en el peculado y especulaciones a la sombra de las instituciones del Estado, y con el apoyo financiero del Estado.

Las capas de la burguesía que se formaron directamente conectadas con los monopolios extranacionales, no son solamente grupos económicos. Estos grupos económicos son monopolios y tienen una estructura monopolista, en el sentido marxista de esta categoría. Es la “oligarquía financiera nativa” que tiene vínculos permanentes con el Estado, y que fusiona en su seno al capital bancario con el capital industrial.

Estos grupos económicos se configuran concretamente después del golpe militar del 18 de octubre de 1945 contra el gobierno del General Isaías Medina Angarita. Es un golpe que “huele a petróleo”. Ese movimiento pequeñoburgués-reformista frustró el desarrollo de una burguesía nacional-industrial que se intentaba formar con las políticas del gobierno de Medina. En consecuencia, la incipiente burguesía industrial evolucionó rápidamente del sector industrial-manufacturero hacia las actividades financieras, la construcción en vasta escala, las transacciones comerciales-financieras a la sombra del Estado y el peculado como fuente de acumulación de capital. De tal manera que nunca hubo un sector de la burguesía capaz de enfrentar al imperialismo y liderizar un proyecto de desarrollo nacional.

Más tarde, a partir de 1948, esos grupos reaccionan contra sus antiguos protectores y se fortalecen durante la dictadura militar, en la década de 1948-1958. Multiplican sus capitales en sus relaciones con los prohombres de la dictadura, reciben comisiones, obtienen prebendas, peculan, aconsejan la política de nuevas concesiones petroleras y, finalmente, se asocian a los monopolios norteamericanos.

En la década siguiente, esos grupos económicos reaccionan contra la dictadura militar, y bajo las banderas de la “democracia representativa” se apoderan de las instituciones financieras del Estado. Estos grupos plutocráticos, con espíritu de monopolio, se asocian a los monopolios internacionales y se transforman en una proyección de esos monopolios en la vida económica, social, política y cultural del país. El capital que predomina en las actividades controladas en la actualidad por esos grupos es el capital financiero, independientemente de las formas de acumulación originaria: comercial, especulación, rentistas, peculado o regalía petrolera. Esta oligarquía financiera nativa es el núcleo matriz de la burguesía asociada, y está integrada por capas que se han formado conectadas con los diferentes sectores de la producción: burguesía comercial, burguesía industrial, bancaria, agraria, financiera, y la burguesía burocrática y peculadora. El capital de la oligarquía financiera nativa está en íntima relación con la renta minero-extractiva y los nexos de dependencia.

La tradicional burguesía comercial controlaba las importaciones y exportaciones hasta que se inició la política de sustitución de importaciones y el desarrollo de nuevas capas de la burguesía venezolana. Del seno de estos grupos comerciales surgieron nuevas capas de la burguesía venezolana. Pero también hay un núcleo inicial con respecto a la burguesía industrial desde principio del siglo XX. Las otras capas de la burguesía asociada: la bancaria, la financiera, la gran burguesía agraria, etc., se formaron en el contexto de la dependencia de los monopolios internacionales. La gran burguesía agraria o burguesía agroindustrial, integrante de la burguesía asociada, es una capa formada por antiguos latifundistas, y controlan las mejores tierras.

La burguesía financiera es hija legítima del capital financiero internacional, y se entiende por capital financiero como la fusión de capital bancario y capital industrial para monopolizar la economía de un país en términos de monopolios. Esta burguesía financiera rige y domina sobre otras capas de la burguesía asociada y oprime a los sectores medios de la burguesía industrial y agropecuaria.

Por su parte, la burguesía burocrática y peculadora se configura sobre la base del tráfico de influencias y comisiones hasta del 10%. Tiene fuerza en el campo de las especulaciones financieras, y se puede considerar como una especie de lumpen-burguesía.

Con relación a la burguesía nacional —dice Brito— existe pero está dispersa. Son aquellos industriales venezolanos dispuestos a asociarse con el Estado en el desarrollo de ciertas áreas básicas, lo cual supone el desplazamiento de la alta burguesía burocrática e importadora, con quien está en contradicciones. También son parte de la burguesía nacional los estratos intermedios e inferiores o modestos de la burguesía agraria. Estos estratos intermedios de la burguesía agraria tienen contradicciones con el imperialismo y la burguesía asociada porque no controla las plantas de transformación, que son propiedad de la gran burguesía agraria, la cual es una capa de la burguesía asociada. A su vez, los estratos inferiores de la burguesía agropecuaria tienen contradicciones con los latifundistas por la propiedad y el uso de la tierra, y también con la gran burguesía agraria porque es propietaria de las plantas de transformación y controla el mercado. Igualmente forman parte de la burguesía nacional lo medianos y pequeños industriales que tiene contradicciones con los grupos financieros, y además, los medianos y pequeños comerciantes los cuales tienen contradicciones con la burguesía importadora-exportadora, y se encuentran empobrecidos en la explotación monopolista extranjera.

Es obvio que la burguesía nacional surge de la explotación del trabajo asalariado, pero también es cierto que están oprimidos por la burguesía asociada o intermediaria, y lesionados por los monopolios norteamericanos. Los industriales dispuestos a asociarse con el Estado pueden contribuir a debilitar al imperialismo, e impulsar el progreso social. Se evidencia que es un sector que es todavía capaz de expresar los intereses nacionales. Aunque como tal burguesía defiende sus intereses, en esta etapa corresponde al progreso social. Esta burguesía nacional existe como una capa diferenciada, pero en situación de sumisión con respecto a la burguesía asociada que la oprime y la somete a sus intereses de estrato dependiente de la oligarquía financiera norteamericana.

Finalizo esta breve historia para recordarles a los camaradas que el partido Acción Democrática fue el instrumento político más eficaz y consciente de la burguesía asociada para fortalecer los nexos de dependencia colonial y frenar el ascenso de las ideas nacional-revolucionarias y socialistas.


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[1] Historia Económica y Social de Venezuela, Federico Brito Figueroa. Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 1996.

Publicado en Aporrea.org el 24/07/09
 
http://www.aporrea.org/ideologia/a82950.html

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