23 agosto 2013
La lista es más larga, pero no cabe en el título del
artículo. No cabe porque el desprecio de la oligarquía criolla es muy grande,
tan grande como el mismo poder que acumularon. Después de la Independencia
siempre intentaron «blanquear» a Venezuela. Habíamos heredado del régimen
colonial una población descendiente de esclavizados Negros, y por consiguiente,
la oligarquía tenía que «inyectar al país una formidable cantidad de sangre
nueva», como decía Arturo Uslar Pietri en su ensayo «Venezuela necesita
inmigración».
Pero esta sangre
nueva no era cualquier sangre. No amigos lectores. Se trataba más bien de una
sangre azul, algo así como la sangre de los europeos, una sangre que fuera
capaz de limpiar la sangre de nuestra población. Es por ello que la República Oligárquica
siempre fomentó la inmigración de personas de origen europeo, y llegaron
incluso a promulgar leyes de inmigración donde se permitía ingresar al país
únicamente a inmigrantes de raza blanca europea. También se redactaron
criterios, normas e instructivos para la selección. En las normas internas del
Instituto Técnico de Inmigración y Colonización creado en 1938, y en el cual Uslar
Pietri fue director, se llegó a hablar taxativamente de seleccionar a personas
de «raza aria», y no semita, en la cual se excluían, entre otros, a los
libaneses, sirios, palestinos e israelitas. De modo que las populosas colonias
europeas en nuestro territorio no son casualidad. Eso tiene su historia
desgraciada, que aquí les relato con algunas perlitas, cuyos contenidos les
advierto que son muy fuertes, no aptos para opositores pela bolas que sienten
una admiración y respeto especial por la oligarquía:
El Reglamento del Instituto Técnico de Inmigración y
Colonización, Decreto de 30 de septiembre de 1938, habla del mejoramiento
étnico de la población del país. En su artículo 1, aparte (a), señala que
incumbirá principalmente al Instituto, entre otras cosas, «prestar su
cooperación al Ejecutivo Federal en cuanto a propender al mejoramiento étnico
de la población del país, por medio de la inmigración seleccionada». Arturo
Uslar Pietri, el intelectual favorito de los opositores, estuvo a cargo de este
instituto por un tiempo, y conocía muy bien cuáles nacionalidades eran
bienvenidas y cuáles indeseables, porque él junto con Alberto Adriani fueron
unos de los intelectuales de la derecha encargados de difundir el racismo de la
oligarquía criolla.
Muy pocas personas en Venezuela saben esto. De hecho,
muchos de los indeseables todavía defienden a la oligarquía y están en contra
de la Revolución.
Había funcionarios que no tenían muy claro cuan rigurosos
debían ser en la observancia de la
Ley. Tal es el caso del vicecónsul de Venezuela en Curazao,
Nerio A. Valerino, quien el 25 de abril de 1939 envía una carta a Esteban Gil
Borges, Ministro de Relaciones Exteriores, y le comunica que «frecuentemente se
presentan algunas dificultades de apreciación cuando llegan individuos que, no
teniendo las características sobresalientes de la raza negra, por ejemplo, o
sea pelo, labios, forma del cráneo, etc., sino el color de la piel, es cuestión
básica en aquellos casos en que esta no sea negra ni muy oscura, sino
simplemente el color llamado comúnmente trigueño».[1]
Por otra parte, en la Circular 3056 del Ministerio de Relaciones
Exteriores se informó a los funcionarios diplomáticos y a los consulares
nacionales la conveniencia que, según el criterio del Departamento de
Relaciones Interiores, existe de «no otorgar despacho para viajar a Venezuela
sin previa autorización de dicho Departamento, a los extranjeros cuyo origen
sea de las siguientes nacionalidades: rumana, polaca, siria, libanesa,
checoeslovaca, palestina, húngara, armenia, persa, letona, rusa, búlgara,
griega, egipcia, estonia, turca, marroquí y, en general, a africanos y
asiáticos».[2]
El caso de los israelitas expulsados por razones
políticas, aunque son personas de raza no aria, se consideraba desde otros
puntos de vista. Arturo Uslar Pietri lo explica en una carta enviada al
Ministro de Relaciones Interiores cuando se refiere al «problema de la admisión
de judíos en Venezuela». Entre otras cosas dice que las «personas de raza judía
o no arias» son los que se designan como «refugiados» y, «la admisión de estos
extranjeros, pura y simplemente o como inmigrantes, debe considerarse desde el
punto de vista de los sentimientos humanitarios y del interés económico de
Venezuela». Y (…) «parece justo razonable por ello, adoptar una política
justa, que en ningún caso podría ser ni la admisión ilimitada, ni la total
exclusión», exceptuando de dicha limitación principalmente a «aquellos que
vengan con capitales propios para invertirlos en agricultura o industria». [3]
En la carta se anexa la lista de las nacionalidades bienvenidas y la lista de
las indeseables.
Y para cerrar esta breve historia de los intereses de la
oligarquía venezolana, les copio parte de una carta fechada el 23 de diciembre
de 1938, y firmada por J. A. Gonzalo Patrizi. Aquí se es más explícito. Se
habla del «deber de velar por el perfeccionamiento étnico de la población,
finalidad de indiscutible necesidad en países que, como el nuestro, tiene
urgencia de renovación biológica y espiritual, para lo cual necesitan inyectar
a su contingente humano sangre nueva y rica en cualidades».[4] Qué desgracia.
Y con todo esto, la oligarquía tiene casi la mitad de la
población que la defiende. Insólito.
__________________
[1] Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones
Exteriores. Dirección Política Internacional. Expediente Nº 0523: Consultas
sobre admisión de Extranjeros de raza de color: Países Bajos. Asunto de [2] Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección Política Internacional. Expediente Nº 648: Sobre admisión de extranjeros: País: Interior. Asunto de
[3] Ibídem. Asunto de la carta según el texto: Problema de la admisión de judíos en Venezuela y otros puntos.
[4] Ibídem. Asunto de la carta según el texto: Problema de la admisión de ciudadanos franceses de raza de color y a la no admisión de personas extranjeras pertenecientes a ciertas nacionalidades.
Publicado
en Aporrea.org el 23/08/13
http://www.aporrea.org/actualidad/a172234.html
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