Fernando Saldivia Najul
27 marzo 2018
Cada vez que los
sectores populares protestan porque el Gobierno no atiende sus demandas en
materia de CLAP, pernil, Caravana de la Sardina , bombonas de gas,
entre otros, se desata por las redes sociales el odio de la llamada clase media
opositora hacia los chavistas que habitan en las zonas marginadas, y los llaman lambucios. Ignoran que en estas zonas también
habitan personas que votan por la oligarquía, igual como lo hacen ellos,
que sueñan con un Lorenzo Mendoza como presidente, y por lo general son estos
quienes trancan las calles.
Ayer trancaron la
avenida Intercomunal de El Valle en espera por la Caravana de la Sardina y
la Feria del Pescado. Bueno, la reacción no se
hizo esperar. Pareciera que los están cazando para caerles encima. Los tildaron
de lambucios, parásitos, arrastrados, sumisos, y lo más insólito, hasta los
acusaron de “egoístas” porque solo se preocupan por ellos mismos y no se
solidarizan con los sectores medios para luchar juntos por la libertad. Por lo
tanto, se merecen lo que tienen: ¡bien hecho, por lambucios!
La verdad es que durante la IV República nunca vimos a estos sectores medios
protestar en solidaridad con los campesinos cuando se fueron refugiando en los
cerros de Caracas víctimas del latifundio y del abandono de las políticas
agrarias por parte de los gobiernos de la oligarquía. Ni siquiera tenían
derecho al estudio para mejorar sus condiciones de vida.
¿Pero cómo esta gente
hija del rentismo petrolero iba a tener sensibilidad para protestar por los
bachilleres sin cupo, muchos hijos y nietos de campesinos sin tierras? Jamás de
los jamases. Camino a la universidad desde sus vehículos y a través de las
ventanas de las aulas de las universidades y centros de estudio podían divisar
los cerros cubiertos de casas de cartón, pero volteaban la mirada. La verdad
verdadera es que los abandonaron a su suerte.
Es natural que ahora
desconfíen de estos opositores privilegiados, que no solo los han ignorado por
décadas, sino que obedeciendo al racismo de la oligarquía trasmitido por
Globovisión y El Nacional, los llamaron monos, niches, macacos, y más
recientemente, para rematar, celebraron el asesinato del Comandante Chávez
porque tuvo el atrevimiento de construir viviendas para los venezolanos de piel
oscura justo al lado de las residencias donde habitan los venezolanos de piel
clara. ¿Les parece poco?
Los tildan de sumisos
frente al gobierno cuando hacen cola por sardina, olvidando las largas colas
que durante el gobierno de Chávez hizo la clase media en las puertas de Liberty
Express para retirar compras de Amazon con
cupo electrónico, muchas veces bajo el ardiente sol. Y allí nadie chillaba, al
contrario, se veían muy obedientes y pacientes frente a la dictadura de los
capitalistas, solo porque son sus patronos, y a sus patronos se les respeta.
“Para qué liberarnos de la oligarquía, yo no voy a cambiar el mundo”, dicen.
Los tachan de
conformistas porque solo esperan subsidios y migajas del gobierno, mientras
ellos se consideran “clase media aspiracional” porque pagaron comisiones a
funcionarios corruptos para hacerse de neveras, cocinas, lavadoras, aires
acondicionados marca Haier, y vehículos marca Chery.
Se burlaban diciendo que
los chavistas comían sushi de sardina, en cambio ellos eran más inteligentes y
dignos, porque ellos raspaban el cupo de dólares subsidiados por el gobierno de
Chávez, y después de marchar en la autopista Francisco Fajardo contra la dictadura
de Chávez, se sentaban en restaurantes del CCCT a comer sushi de verdad verdad,
ese que te da estatus. Curiosamente, esta clase media ni de vaina compraron los
dólares en el mercado paralelo para conservar su dignidad. Y hasta para Cuba se
fueron a raspar cupo.
Chavistas lambucios que
se desviven por un pernil barato, miserables. Aprendan de nosotros los clase
media que reventamos y derramamos un paquete de arroz sobre el pecho del Ministro Eduardo
Samán cuando nos estaba defendiendo de la especulación del Excelsior Gama Plus
de Santa Eduvigis, en tiempo de Chávez, mientras reproducíamos la ideología de
la burguesía: no importa el precio, pero que llenen los anaqueles.
De manera sorpresiva, el
5 de enero del presente, personas de los sectores medios casi se matan frente
al refrigerador de embutidos en la misma sucursal de Excelsior Gama después de
que la Sundee ordenó una rebaja del precio de las
salchichas y otros productos. A la Guardia Nacional se le hizo difícil controlar la
rebatiña. La propia piñata camaradas. Tenían tiempo que no llenaban un carrito
en el Super. Bueno, dirían ellos, es cuestión de dignidad, nosotros somos
incapaces de vendernos por un pernil, pero por unas salchichas sí. Es más,
nuestro líder Carlos Ocariz nos educó muy bien con la ¡Misión Agarre!: Quédense
con lo que les regalen y voten con conciencia.
Publicado
en Aporrea.org el 27/03/18
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