10 mayo 2016
“No hay sueldo que aguante esta pela”, escuché decir
a un hombre molesto en el metro cuando se encontró a un amigo en el vagón. “No
puedo almorzar en restaurante, tengo que llevar vianda a la oficina. Los
viernes me tomo una sopa por ahí, pero ya no me alcanza pa’l seco. Ya no puedo
ni usar el carro porque se me gastó la batería, y además no quiero gastar mis
cauchitos rodando en la ciudad. Coño, me están obligando a vender los pocos
dólares que tengo guardados”.
Los revendedores de Lorenzo Mendoza y las
transnacionales tienen a la llamada clase media contra las cuerdas. Mejor
conocidos como bachacos o bachaqueros, son ahora, la gran mayoría de manera
inconciente, los mejores aliados de la oligarquía y el imperialismo para
derrocar al gobierno antiimperialista de Nicolás Maduro.
Revendedores de productos regulados de la cesta
básica los hay en todos los estratos de la sociedad, pero lamentablemente la
clase media se resiente más con los de abajo, los de piel oscura, mientras
defiende a quienes fomentan esta práctica, que son Lorenzo Mendoza y los dueños
de las transnacionales con sus burócratas que les sirven desde el Estado, y que
está fríamente diseñada por laboratorios de guerra no convencional del gobierno
de Estados Unidos, para hacerse con la mayor reserva de petróleo del planeta.
Pero también hay quienes no solo señalan a los de
abajo, sino que comienzan a identificar a los dueños de las cadenas de supermercados
y a los alcaldes de la derecha como sus enemigos. Por las redes sociales se
pueden leer mensajes de impotencia de algunas mujeres. Aquí una pequeña muestra:
@MackyArenas: Dueños de grandes cadenas de supermercados no
recuerdan quiénes somos sus clientes naturales: ya tendrán la ocasión de
refrescar la memoria.
@eleonorabruzual: ¿Qué alcalde opositor y qué político se une al
reclamo de la clase media arrinconada por la invasión de bachaqueros en sus
urbanizaciones?
Señores @CarlosOcariz
@ramonmuchacho
@GerardoBlyde
@dsmolansky,
¿podemos los ciudadanos de las urbanizaciones ir a comprar a los barrios?
Esta gente se nota muy molesta. Sienten que están
perdiendo la distinción. Ya no se sienten como la distinguida clientela de los
Super. Los dueños del Excelsior Gama y Farmatodo los desprecia. Sus alcaldes ni
pendientes. Escuché a una mujer en una cola en el este de Caracas confesarse:
“Ya no me siento clase media”. Esto es una verdadera tragedia.
¿Cómo sobrevivir a esta guerra? Los revendedores de
dólares conocidos como los raspa cupo, o los bachaqueros de dólares, son
quienes están mejor dotados para hacer frente a este ataque despiadado contra
el pueblo de Venezuela. Pero sus reservas de dólares se agotan y les asalta el
miedo de empobrecerse, de volver a sus orígenes.
La burguesía siempre les dijo que eran una clase
media, y eso les levantaba la autoestima, pero ahora parece que se están dando
cuenta que han estado siempre al lado de los obreros, y años luz de Lorenzo
Mendoza. Pero lo defienden. Los capitalistas de quince y último, defensora de
sus patronos, ahora empiezan a entender que siempre han sido un estrato medio,
si, pero de la clase trabajadora asalariada, es decir, que se encuentran en el
medio entre los gerentes y los obreros, viviendo con el miedo de empobrecerse.
Pero defienden a Lorenzo Mendoza.
Recuerdo que a raíz de la guerra económica durante
el paro-sabotaje-terrorista petrolero del 2002-03, cuando Lorenzo Mendoza le
quitó la harina Pan al pueblo, el Comandante Chávez creo la red Mercal para
protegernos de futuros ataques. A pesar de que la clase media opositora lo
odiaba, desplegó abastos Mercal en las urbanizaciones donde hacen vida estas
personas. Recuerdo un Mercal que estaba en pleno boulevard de Sabana Grande, a
pocos metros del conocido Gran Café, y al lado del Banco Venezolano de Crédito.
Llegué a ver otro en la urbanización La Florida, diagonal al actual automercado Luvebras,
antiguo Cada. Los jóvenes opositores no saben esto, y creerán que estoy
jodiendo.
Chávez también colocó un abasto Mercal en la
urbanización La Candelaria,
a cincuenta metros al norte de la plaza Parque Carabobo. Y operativos a cielo
abierto por todos lados. Llamaba la atención que casi siempre había caraotas,
lentejas y arvejas picadas casi que regalada. Hoy un lujo para la clase media. Mientras
más protegía a la clase media más lo odiaban. Estos opositores hablaban pestes
de los alimentos que suministraba esta red, pero eso no les impedía abastecerse
de ella para ahorrarse unos reales y comprarse el último modelo de celular, o quizá
costearse alguna cirugía estética. Algunas enviaban a sus trabajadoras
domésticas para no rayarse.
Después el Comandante Chávez creó Pdval, e impulsó
los llamados Mercados Socialistas itinerantes en las urbanizaciones, gracias a
los créditos que entregó a cooperativas de productores agrícolas, quienes
pudieron adquirir un camión para trasladar sus alimentos todas las semanas
desde el Táchira hasta Caracas.
Recuerdo un Pdval y un Mercado Socialista destinado
para los vecinos de la urbanización Los Ruices, ubicados en la avenida
Francisco de Miranda. Urbanismo donde habitan muchos inmigrantes europeos. En
el Pdval pude ver mujeres comprando pollo, carne y leche, y grandes cantidades
de latas de sardinas en aceite de oliva importadas desde Portugal. Recuerdo que
era una lata amarilla, con tapa y anillo de fácil apertura. Todo nice. En el Mercado
Socialista, ubicado entre la
Estación del Metro Los Cortijos y el Pdval, pude ver vecinas
de Los Ruices haciendo su agosto comprando hasta seis bolsas de frutas y hortalizas,
donde el kilogramo de cualquier alimento tenía un solo precio, salvo el
pimentón y la cebolla, y pagabas cuatro veces menos que lo que pagabas, por
ejemplo, en el Central Madeirense del Centro Comercial Los Ruices. Sin embargo,
el odio racista continuaba in crescendo.
No olvido cuando una mujer le reventó un paquete de
arroz al Ministro Eduardo Samán porque la estaba protegiendo contra la
especulación del Excelsior Gama ubicado en la urbanización Santa Eduvigis. Cómo
olvidar cuando destrozaron el Mercal de Carnes del Municipio San Diego en el
estado Carabobo durante los actos terroristas de 2014. ¿Cuántas gandolas de
Mercal y Pdval quemaron? Creció tanto el odio y el deseo de que asesinaran al
Comandante Chávez, que todavía lo están celebrando destruyendo sus obras.
Publicado
en Aporrea.org el 10/05/16
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