Fernando Saldivia Najul
31 mayo 2021
El
miércoles pasado, 26 de mayo, durante
Poniendo
como ejemplo al estado Carabobo, Bertucci señaló que ha conversado con los empresarios
del caucho, y confesó que estos “tienen sumo interés en
https://www.youtube.com/watch?v=yMVsfk6hJeM
Así mismito lo dijo, camaradas, sin tapujos. A los venezolanos y venezolanas nos consideran mano de obra barata. Esto no gustó para nada a los trabajadores que les robaron el salario y las prestaciones sociales. Las redes sociales se incendiaron, y más tarde Bertucci intentó recoger el yoyo alegando que sacaron de contexto sus palabras, pero fue en vano.
Por su parte, Maduro optó por no explicar para no enredar. No quiso echarle más leña al fuego, y se hizo el desentendido. Pero quedó en evidencia una vez más la alianza de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Padrino López con la derecha neoliberal. Es lo que ellos llaman la mesa de diálogo y negociaciones, a puerta cerrada, a espaldas de los asalariados.
Camaradas, es verdad que el madurismo no existe, pero el neoliberalismo sí, y eso lo sabe Eduardo Piñate, quien se prestó para hacer el trabajo sucio con el Memorando 2792, para empezar a enamorar a la burguesía.
Ahora el gobierno está obligado a impedir las movilizaciones de los trabajadores y ponerle los ganchos a quienes reclamen los derechos laborales que conquistaron junto con el Comandante Chávez. Por supuesto, mantener una clase trabajadora sumisa y timorata es parte de los atractivos que pretende ofrecer el gobierno a la burguesía nacional e internacional.
De modo que nadie está engañando a Maduro. Él sabe muy bien que el neoliberalismo genera mayor desigualdad entre los burgueses y los trabajadores. Pero ya la decisión está tomada.
La camarada Pasqualina Curcio ha demostrado de mil maneras cómo la burguesía se apropia cada vez más de la riqueza en bienes y servicios que producen los asalariados del sector privado y del sector público.
Mataron a Pdvsa, la principal fuente de acumulación de capital, y ahora están metiéndole la mano a los bolsillos de los trabajadores, con salarios de hambre, pero también están gozando de mayor exoneración de impuestos.
Impuestos que les corresponde pagar como contraprestación de los servicios que le prestan los empleados públicos a la burguesía. Servicios, como por ejemplo, la salud y la educación que ofrecen los empleados públicos a venezolanas y venezolanos que son explotados por una burguesía que no invirtió dinero en salud y educación para su personal.
Por
eso, no es casualidad que VTV saque fuera del aire al diputado comunista Oscar
Figuera, y le de tribuna al diputado burgués Bertucci. Tampoco es casualidad
que Mario Silva no haya invitado más al programa
Camaradas, insisto, no podemos distraernos con discusiones técnico-monetarias. Aquí de lo que se trata es de una distribución de la riqueza exageradamente desigual, en el marco de una lucha de clases que se irá agudizando en la medida que aumente la criminalización de la protesta. Son los burgueses y los burócratas enfrentados a nosotros para comerse la mayor parte de la torta.
El
diputado burgués Javier Berrtucci, con un notable sobrepeso, y enflusao, lo
dijo bien clarito: La burguesía está contenta con
Coño, camaradas, parece mentira, de pana. Nosotros pensábamos hacer una revolución social junto con el Comandante Chávez para hacernos con el control de los medios de producción, y terminamos pidiéndole a Jesús Faría y a Nicolás que nos devuelvan el salario. Qué bolas.