¿Por qué se cayó la pasarela entre San Agustín del Sur y Parque Central?

Fernando Saldivia Najul 
05 enero 2021

En la tarde de ayer, 4 de enero, me enteré que se desplomó la pasarela que une a San Agustín del Sur con Parque Central. Lamentablemente falleció un joven y resultaron heridas tres mujeres. Pudo haber muchas más víctimas si esto hubiese ocurrido durante la cuarentena flexibilizada, cuando la pasarela es transitada por mayor número de habitantes de San Agustín del Sur. Y más aún si hubiese colapsado antes de la cuarentena. Estamos hablando de vidas humanas que se encuentran en situación de riesgo.

Como era de esperarse, minutos después del suceso, estalló la guerra mediática, principalmente por las redes sociales. De tal manera que decidí trasladarme al sitio para hacerme una idea más cercana de la realidad. 

El tramo que colapsó fue el que se ubica sobre la autopista Gran Cacique Guaicaipuro (antes autopista Francisco Fajardo), dirección este, el que se encuentra adyacente a San Agustín del Sur. En algunas oportunidades había cruzado la autopista y el río Guaire caminando por esta pasarela, pero esta vez me tocó cruzar por el Puente La Yerbera, el que une a San Agustín del Norte con el Sur, para llegar al sitio del trágico suceso.

Cuando llegué al sitio, estaban los payloader y las grúas operando para cargar los camiones y un lowboy y llevarse los escombros y partes de la losa de piso y vigas, con el fin de despejar la autopista. Sin embargo, alcancé a ver el daño que sufrieron las losas de pisos y las vigas transversales.

A simple vista se trata de una pasarela compuesta por 2 vigas de concreto pretensado para puentes, con tableros o losas de concreto armado. Estos tableros descansan sobre vigas planas de concreto armado y postensado, dispuestas transversalmente cada 2 o 3 metros a todo lo largo de la pasarela. A su vez, estas vigas planas hacen las veces de separadores de las vigas longitudinales.

Pero lo que me llamó la atención fue que las losas de pisos no están apoyadas sobre las vigas pretensadas longitudinales, sino que están apoyadas sobre estas vigas planas transversales que mencioné, y que se encuentran ancladas al ala inferior a través de un ducto de plástico y una guaya de acero que atraviesa estas vigas y el ala de la viga longitudinal. Es decir, durante la construcción, ambos extremos de la guaya fueron postensados con un gato hidráulico, y fijados con una plancha de acero de 10 x 10 centímetros de área, con sus respectivas cuñas para mantener la tensión.

Al grano. Alcancé a ver un par de guayas en el suelo y constaté que están totalmente corroídas, a tal punto que algunos de sus alambres se pueden partir con la mano. Ni siquiera conservan su sección transversal circular, sino que están totalmente deformados. No es que tienen óxido por la superficie del alambre, no, sino que el alambre adquirió la forma de un bejuco completamente oxidado, perdiendo toda su capacidad de resistencia a la tracción, es decir, ya no están tensadas.

De tal modo que, se puede deducir que este par de guayas que pude ver no fallaron hoy, el día del desplome, sino que tienen mucho tiempo que no trabajan como anclaje de las vigas transversales. Si las vigas transversales y la losa de piso no se habían desplomado antes, era porque aún las guayas soportaban las vigas transversales con la poca resistencia al corte que le quedaba a estas guayas oxidadas, expuesta al efecto tijera entre la viga transversal y el ala de la viga longitudinal.

Una prueba de ello la pueden tener si observan el tramo anterior al colapsado, el que está contiguo a la escalera. Si alzan la mirada, verán que hay una guaya que al momento de su rotura se disparó hacia fuera unos 50 centímetros y quedó guindando con su plancha de anclaje pegada en el extremo del cable. Es la mejor evidencia que encontré para concluir que esas guayas están completamente oxidadas y ya no cumplen su función. De hecho, esta guaya que está colgando fuera del ducto, está en un tramo que aún no se ha caído.

Aparentemente, estas guayas o cables no están protegidos contra la humedad. Si esto es así, entonces cuando llueve, el agua que escurre por los lados de la pasarela, pudo fácilmente infiltrarse por la plancha y los extremos de las guayas hasta el interior de los ductos de plástico y corroer los alambres poco a poco desde su construcción, o sea, durante varias décadas.

Como ya dije, sobre estas vigas planas ubicadas transversalmente, se apoyan los tableros o losas prefabricadas de concreto armado. Y sobre estas losas se construyó un pavimento de concreto armado vaciado en sitio. Este pavimento o losa de piso superior, se extiende desde un alma de la viga longitudinal hasta el alma de la otra viga longitudinal, y además de descansar sobre los tableros o losas inferiores, sus extremos se apoyan sobre el ala inferior de la viga longitudinal.

Lo anterior lo explico con detalle, porque una vez que fallaron las guayas, las losas de piso superior prácticamente quedaron soportadas por las alas de la viga longitudinal y no por las vigas planas transversales que ya habían perdido la tensión de las guayas.

Conversando con las vecinas de San Agustín del Sur, me cuentan que las losas de piso o pavimento por donde pisan los transeúntes, tenían tiempo fracturándose y desmoronándose en los extremos laterales, justo donde estas se apoyan sobre las alas de las vigas pretensadas longitudinalmente, y el tramo que finalmente colapsó ya tenía 3 centímetros aproximadamente más bajo en comparación con los otros. ¿Y por qué se hundió? Bueno, porque ya las guayas no estaban tensadas y las vigas transversales que soportaban los tableros prefabricados, y que estos a su vez soportaban el pavimento, también deben haber bajado unos 3 centímetros.

Bueno, no me extiendo más porque esto no es ningún informe técnico de un especialista. Solo quiero sugerirles a quienes se les encomiende la tarea de reparar la pasarela, conforme a lo poco que pude apreciar, que cambien el diseño por un diseño más conservador. Es decir, que diseñen y construyan una losa de piso sobre las alas superiores de las vigas pretensadas longitudinales. Esto requiere aumentar el número de escalones para alcanzar la nueva altura, y claro está, construir otras barandas, ya que esta vez las vigas longitudinales no servirán de barandas. Este nuevo diseño requeriría anclar separadores en el alma cada cierta distancia.

Creo que sustituir las guayas oxidadas por otras nuevas, manteniendo el diseño original, requiere mucha inspección y mantenimiento. No podemos poner en riesgo nuevamente a nuestras hermanas y hermanos de la revolucionaria Parroquia Cultural de Caracas. Es todo.


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