31 diciembre 2016
William, el jueves 29 escribiste
en tu cuenta de twitter @planwac el siguiente mensaje: "Eran camaradas con
el petróleo a 100, se volvieron chavistas críticos cuando bajó a 60 y
opositores democráticos a 30..." #CosasDel2016
Camarada William, no sé si
te estás refiriendo solo a quienes se deslindaron de Nicolás, o a todos los
chavistas que hacen autocríticas a la revolución, y por ende a su presidente
por el que votaron. Pero cualquiera que haya sido la intención del mensaje,
creo que es una lectura muy simple de la realidad que estamos viviendo.
Recuerda que hay dos millones de chavistas que se alejaron y que podrían
sentirse aludidos con estas palabras, y más aún cuando, como nos alerta Julio
Escalona en La Hojilla:
“Nos hace falta un discurso para el chavismo que ya no está”.
Según puedo observar en tu
cuenta en twitter, eres una persona con muchos seguidores y tus mensajes tienen
amplia ascendencia sobre la opinión pública. De tal manera camarada, considero
que tenemos que evitar que malas interpretaciones conduzcan a inhibir la
crítica y autocrítica necesaria que hacen nuestros líderes sociales, o voceros
de los consejos comunales y consejos de trabajadores, y de todo revolucionario
preocupado por la manera cómo enfrentamos al enemigo externo e interno.
William, tú sabes que sin
crítica y autocrítica desde abajo podrá haber transformación, pero seguramente
que no estará orientada a la satisfacción de nuestras necesidades. No podemos
ocultar la lucha de clases que se libra en todos los escenarios, con mayor o
menor intensidad. A pesar de muchas batallas perdidas contra los reformistas en
alianza con los opositores dentro del Estado, Elías Jaua nos anima y nos cuenta
que todavía existe una lucha interna dentro del Estado: “Hoy, la disputa por el
horizonte no solo es con el adversario histórico, las élites oligárquicas y el
imperialismo; la disputa cultural también es en el seno del proceso
revolucionario. Nadie se asuste, las contradicciones de clases se dan también a
lo interno…”.
A las claras se puede
apreciar que esta guerra la están ganando los reformistas y opositores, y los
revolucionarios consideramos que la gran mayoría de los funcionarios con cargo
99 que toman las decisiones constituyen una clase política alienada o alejada
de la clase trabajadora y cercana a la clase burguesa. Bueno hermano, la
crítica y autocrítica van dirigidas no tanto hacia los reformistas, que a
algunos pudiéramos hasta considerarlos aliados temporales si ayudan a saldar la
deuda social y no nos joden tanto, sino hacia los pocos revolucionarios que
sobreviven dentro del Estado burgués para que las consideren en el análisis y
toma de decisiones.
Camarada, el problema no es
simplemente que el precio del barril de petróleo bajó. El problema, además de
la guerra económica externa y dentro del Estado, y otros obstáculos que nos
impiden avanzar, es la penetración de la derecha en espacios que ya teníamos
conquistados. Hace poco el camarada Eduardo Rothe escribió en su cuenta de
twitter @profesorlupa lo siguiente: “En Venezuela la Revolución Cultural
está infiltrada por una quinta columna con televisora y todo”, y lo escribió
todo en mayúscula como para que no queden dudas.
Yo no me atrevería a pensar
que Eduardo Rothe hace esta crítica porque bajó el precio del petróleo. No. Más
bien creo que Eduardo Rothe al igual que muchos camaradas consideran que esto
le está haciendo mucho daño a la producción de la mujer y el hombre nuevo que
tanto necesitamos para enfrentar la guerra económica.
Este mes Roberto Messuti,
uno de los ideólogos de los contenidos de la Televisora Social
TVES le concedió una entrevista al canal conspirador Globovisión y justificó
con una simple frase, propia para manipular por las redes sociales, su utilidad
dentro de las filas de la revolución: “No podemos pretender que a nuestros
hijos los críe la televisión”. Qué bolas. Como queriendo decir que la
televisión que él hace no pretende formar ni deformar a las niñas y niños.
Brillante respuesta para sacudirse las críticas que se hacen sobre los mensajes
abiertos y mensajes ocultos que trasmite TVES a favor del capitalismo. Pero lo
peor no es esa ligereza para tratar un tema tan delicado, sino que no hay nadie
del alto gobierno que haya leído a Ludovico Silva que le salga al paso para
llamarle la atención y echarle un parao. Saludos solidarios William.
Más artículos del autor en: