En la UCAB crucificaron a Jesús

Fernando Saldivia Najul
18 febrero 2007


Las personas que todavía compran el diario El Nacional pudieron leer el 9 de este mes un titular que decía: “Teólogos y filósofos concluyen que Jesús no era socialista”. Yo me enteré por la columna de un tal Marciano que se publica en Aporrea, esta vez titulada “Tonterías”. Más tarde, encontré el texto en el portal de AsoVAC: http://www.asovac.org.ve/bitacora/?p=704#more-704

Al parecer, la semana pasada se realizó un foro en la Universidad Católica Andrés Bello, sobre el tema ¿Fue Jesucristo socialista?, con el simple propósito de desmentir al Presidente Chávez, y distorsionar la verdad frente a los alumnos utilizando medios hábiles al servicio de intereses particulares. Para ello, en lugar de revisar la filosofía cristiana, los exponentes se leyeron la noche anterior un tratado de semántica y otro de semiología. Qué bien. Ahora falta que los alumnos se coman el cuento.

Según lo que leo, en medio de mi confusión, creo que la audiencia pudo finalmente nutrirse de hechos y definiciones “axiomáticas” fácilmente digeribles: Jesús no hizo ninguna propuesta política. Jesús no ejerció ninguna función de gobierno. Por culpa de la solidaridad de los apóstoles, Jerusalén cayó en la pobreza. El socialista auténtico no regala el dinero público, lo presta. Y finalmente, por obra de magia, “Jesús no era socialista”.

¡Qué enredo! A partir de unas cuantas medias verdades, se llegó a una conclusión veraz, que lamentablemente, sólo beneficia a los ricos: “Jesús no era socialista”. ¿No era más fácil que debatieran el tema de la teología pastoral, o el tema sobre “La opción preferencial por lo pobres”?. No quiero señalar a nadie en particular, porque quizá no todos los expositores obraron de mala fe. Sin embargo, los que sí lo hicieron, definitivamente pasaron por Puebla, pero Puebla no pasó por ellos.

En la III Conferencia Episcopal de Latinoamérica, celebrada en Puebla de los Ángeles, en 1979, se hizo una advertencia que quedó registrada en el documento final, p92:

«El temor al marxismo impide a muchos enfrentar la realidad opresiva del capitalismo liberal»

Yo más bien diría: El “amor a las comodidades” impide a muchos a enfrentar la realidad opresiva del capitalismo liberal.

No voy a caer en la burlita semántica a la que se redujo este foro. Prefiero apoyar al Presidente cuando dice que “Jesús, más que socialista, era comunista”.

Cuando el Presidente dice que Jesús era socialista o comunista, no quiere decir que fue un científico social como lo fueron Karl Marx o Friedrich Engels, y que haya deliberado sobre las relaciones de producción socialista como negación de los modos de producción capitalista. Tampoco el Presidente quiere con ello decir que Jesús desarrolló un método para combatir y acabar con el actual capitalismo corporativo imperial como modo de producción dominante. Capitalismo, por cierto, que tuvo su origen una vez que la revolución francesa abolió la propiedad feudal en provecho de la propiedad burguesa, tal cual lo señalan Marx y Engels en El Manifiesto Comunista. Y mucho menos pretende el Presidente que amando al prójimo vamos a parar a los portaviones nucleares antes de que lleguen a nuestras costas para robar petróleo.

No, por supuesto que no. Sin embargo, el socialismo no se limita a los modos de producción y a la estrategia de contraataque al enemigo, que sabemos que son vitales para la dignidad y la supervivencia de la especie humana. El socialismo, además de la producción, también debe estudiar la distribución y el consumo, y estos temas sí los entendía Jesús, y muy bien.

Por lo tanto, Jesús sí era socialista porque profesaba la ética socialista. Jesús profesaba el deber moral y necesario de distribuir equitativamente las riquezas producto del trabajo comunitario entre los ciudadanos del mundo. Jesús sí era socialista porque no consumía bienes innecesarios, además invitaba a los demás a que lo siguieran en sus hábitos. Más bien vivía en pobreza evangélica, y tomaba de la naturaleza sólo lo necesario para vivir con alegría de espíritu, sin acaparar los bienes y servicios necesarios para la mayoría.

Además, Jesús sí era socialista porque era antiimperialista. Jesús atentó contra los intereses de la oligarquía judía y contra el imperio romano. De hecho, Jesús combatió al poder económico cuando expulsó a los mercaderes del templo a punta de latigazos, volteando las mesas y arrojando las mercancías al suelo.

Esta muestra de valentía frente al poder económico, y la propuesta de amor al prójimo que nos legó Jesús, también son necesarias para combatir al enemigo. La vanguardia revolucionaria debe reunir ambas cualidades: El amor al pueblo, y la valentía heroica, propias del Jesús liberador y revolucionario. Evocamos al Jesús liberador, al que llama a liberar al ser humano de la pobreza inhumana, y de todo tipo de servidumbre social, económica y política.

A los teólogos y filósofos acomodados que se empeñan en sabotear el proyecto de justicia social que dirige el Presidente, les recuerdo la advertencia y acusación de Puebla, p1142:

«... los pobres merecen una atención preferencial, cualquiera que sea la situación moral o personal en que se encuentren»

Nadie dice algo semejante de los ricos.

También este otro texto de Puebla, en p1146, que va en línea con el Concilio Vaticano II:

«Cumplir antes que nada las exigencias de la justicia para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia; suprimir las causas y no sólo los efectos de los males y organizar los auxilios de tal forma que quienes lo reciben se vayan liberando progresivamente de la dependencia externa y se vayan bastando por sí mismos»

Señores, ya está bien. Bajen a Jesús de la Cruz, y beban con los pobres en su propio pozo. Adéntrense en la noche oscura de la injusticia. Vívanla, experiméntela, súfranla, para que puedan sentir la verdadera sed de comunión con los otros.


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Publicado en Aporrea.org el 18/02/07
http://www.aporrea.org/ideologia/a30883.html

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