Fernando Saldivia Najul
24 julio 2009
Federico Brito Figueroa hizo un análisis marxista de la historia de Venezuela desde el mundo colonial iberoamericano al mundo neocolonial contemporáneo. El historiador y antropólogo marxista fijó su atención en la población, la estructura económica y la estructura social, con espíritu de totalidad, que luego sirvieron de base para el análisis de la estructura de las clases y grupos sociales en Venezuela y su relación con el poder político. De aquí la importancia de revisar su obra Historia Económica y Social de Venezuela [1] para poder entender, con categorías marxistas, qué es la burguesía venezolana, cómo nació, cómo se formó, y por qué no fue capaz de desarrollar industrialmente a Venezuela.
Brito señala en su obra que en la Venezuela contemporánea las clases y grupos sociales se formaron en el marco de la dependencia de los monopolios internacionales. Las clases más importantes, en orden de antigüedad, son: latifundistas y campesinado, pequeña burguesía y “clases medias” en general, y proletariado y burguesía. Como parte de la dominación colonial imperialista, estas clases asimilaron los valores del modo de vida norteamericano, y con la ayuda de los medios de comunicación, se convirtieron en los instrumentos humanos de la política del imperialismo norteamericano en Venezuela.
En este cuadro de dependencia estructural se fortalece la “burguesía asociada” y la “burguesía nacional”, las cuales superan a las tradicionales burguesía comercial importadora, rentista y prestamista. En este proceso de cambio la burguesía venezolana adopta y hace suyo el modelo norteamericano de desarrollo. La mentalidad del especulador criollo se asocia a los inversionistas extranacionales, y algo de los beneficios queda en manos de la oligarquía financiera nativa, la cual invierte solamente el nombre y la sumisión.
Como consecuencia de la dependencia colonial, la burguesía venezolana nunca llegó a evolucionar de manera definitiva del sector donde se realiza la plusvalía hacia sectores donde se produce plusvalía. En otras palabras, la burguesía venezolana tiene un espíritu rentista-mercantil. Está orientada a la ganancia fácil y con mínimas posibilidades de fracaso. Se formó en el peculado y especulaciones a la sombra de las instituciones del Estado, y con el apoyo financiero del Estado.
Las capas de la burguesía que se formaron directamente conectadas con los monopolios extranacionales, no son solamente grupos económicos. Estos grupos económicos son monopolios y tienen una estructura monopolista, en el sentido marxista de esta categoría. Es la “oligarquía financiera nativa” que tiene vínculos permanentes con el Estado, y que fusiona en su seno al capital bancario con el capital industrial.
Estos grupos económicos se configuran concretamente después del golpe militar del 18 de octubre de 1945 contra el gobierno del General Isaías Medina Angarita. Es un golpe que “huele a petróleo”. Ese movimiento pequeñoburgués-reformista frustró el desarrollo de una burguesía nacional-industrial que se intentaba formar con las políticas del gobierno de Medina. En consecuencia, la incipiente burguesía industrial evolucionó rápidamente del sector industrial-manufacturero hacia las actividades financieras, la construcción en vasta escala, las transacciones comerciales-financieras a la sombra del Estado y el peculado como fuente de acumulación de capital. De tal manera que nunca hubo un sector de la burguesía capaz de enfrentar al imperialismo y liderizar un proyecto de desarrollo nacional.
Más tarde, a partir de 1948, esos grupos reaccionan contra sus antiguos protectores y se fortalecen durante la dictadura militar, en la década de 1948-1958. Multiplican sus capitales en sus relaciones con los prohombres de la dictadura, reciben comisiones, obtienen prebendas, peculan, aconsejan la política de nuevas concesiones petroleras y, finalmente, se asocian a los monopolios norteamericanos.
En la década siguiente, esos grupos económicos reaccionan contra la dictadura militar, y bajo las banderas de la “democracia representativa” se apoderan de las instituciones financieras del Estado. Estos grupos plutocráticos, con espíritu de monopolio, se asocian a los monopolios internacionales y se transforman en una proyección de esos monopolios en la vida económica, social, política y cultural del país. El capital que predomina en las actividades controladas en la actualidad por esos grupos es el capital financiero, independientemente de las formas de acumulación originaria: comercial, especulación, rentistas, peculado o regalía petrolera. Esta oligarquía financiera nativa es el núcleo matriz de la burguesía asociada, y está integrada por capas que se han formado conectadas con los diferentes sectores de la producción: burguesía comercial, burguesía industrial, bancaria, agraria, financiera, y la burguesía burocrática y peculadora. El capital de la oligarquía financiera nativa está en íntima relación con la renta minero-extractiva y los nexos de dependencia.
La tradicional burguesía comercial controlaba las importaciones y exportaciones hasta que se inició la política de sustitución de importaciones y el desarrollo de nuevas capas de la burguesía venezolana. Del seno de estos grupos comerciales surgieron nuevas capas de la burguesía venezolana. Pero también hay un núcleo inicial con respecto a la burguesía industrial desde principio del siglo XX. Las otras capas de la burguesía asociada: la bancaria, la financiera, la gran burguesía agraria, etc., se formaron en el contexto de la dependencia de los monopolios internacionales. La gran burguesía agraria o burguesía agroindustrial, integrante de la burguesía asociada, es una capa formada por antiguos latifundistas, y controlan las mejores tierras.
La burguesía financiera es hija legítima del capital financiero internacional, y se entiende por capital financiero como la fusión de capital bancario y capital industrial para monopolizar la economía de un país en términos de monopolios. Esta burguesía financiera rige y domina sobre otras capas de la burguesía asociada y oprime a los sectores medios de la burguesía industrial y agropecuaria.
Por su parte, la burguesía burocrática y peculadora se configura sobre la base del tráfico de influencias y comisiones hasta del 10%. Tiene fuerza en el campo de las especulaciones financieras, y se puede considerar como una especie de lumpen-burguesía.
Con relación a la burguesía nacional —dice Brito— existe pero está dispersa. Son aquellos industriales venezolanos dispuestos a asociarse con el Estado en el desarrollo de ciertas áreas básicas, lo cual supone el desplazamiento de la alta burguesía burocrática e importadora, con quien está en contradicciones. También son parte de la burguesía nacional los estratos intermedios e inferiores o modestos de la burguesía agraria. Estos estratos intermedios de la burguesía agraria tienen contradicciones con el imperialismo y la burguesía asociada porque no controla las plantas de transformación, que son propiedad de la gran burguesía agraria, la cual es una capa de la burguesía asociada. A su vez, los estratos inferiores de la burguesía agropecuaria tienen contradicciones con los latifundistas por la propiedad y el uso de la tierra, y también con la gran burguesía agraria porque es propietaria de las plantas de transformación y controla el mercado. Igualmente forman parte de la burguesía nacional lo medianos y pequeños industriales que tiene contradicciones con los grupos financieros, y además, los medianos y pequeños comerciantes los cuales tienen contradicciones con la burguesía importadora-exportadora, y se encuentran empobrecidos en la explotación monopolista extranjera.
Es obvio que la burguesía nacional surge de la explotación del trabajo asalariado, pero también es cierto que están oprimidos por la burguesía asociada o intermediaria, y lesionados por los monopolios norteamericanos. Los industriales dispuestos a asociarse con el Estado pueden contribuir a debilitar al imperialismo, e impulsar el progreso social. Se evidencia que es un sector que es todavía capaz de expresar los intereses nacionales. Aunque como tal burguesía defiende sus intereses, en esta etapa corresponde al progreso social. Esta burguesía nacional existe como una capa diferenciada, pero en situación de sumisión con respecto a la burguesía asociada que la oprime y la somete a sus intereses de estrato dependiente de la oligarquía financiera norteamericana.
Finalizo esta breve historia para recordarles a los camaradas que el partido Acción Democrática fue el instrumento político más eficaz y consciente de la burguesía asociada para fortalecer los nexos de dependencia colonial y frenar el ascenso de las ideas nacional-revolucionarias y socialistas.
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[1] Historia Económica y Social de Venezuela, Federico Brito Figueroa. Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 1996.
Publicado en Aporrea.org el 24/07/09
http://www.aporrea.org/ideologia/a82950.html
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24 julio 2009
Federico Brito Figueroa |
Brito señala en su obra que en la Venezuela contemporánea las clases y grupos sociales se formaron en el marco de la dependencia de los monopolios internacionales. Las clases más importantes, en orden de antigüedad, son: latifundistas y campesinado, pequeña burguesía y “clases medias” en general, y proletariado y burguesía. Como parte de la dominación colonial imperialista, estas clases asimilaron los valores del modo de vida norteamericano, y con la ayuda de los medios de comunicación, se convirtieron en los instrumentos humanos de la política del imperialismo norteamericano en Venezuela.
En este cuadro de dependencia estructural se fortalece la “burguesía asociada” y la “burguesía nacional”, las cuales superan a las tradicionales burguesía comercial importadora, rentista y prestamista. En este proceso de cambio la burguesía venezolana adopta y hace suyo el modelo norteamericano de desarrollo. La mentalidad del especulador criollo se asocia a los inversionistas extranacionales, y algo de los beneficios queda en manos de la oligarquía financiera nativa, la cual invierte solamente el nombre y la sumisión.
Como consecuencia de la dependencia colonial, la burguesía venezolana nunca llegó a evolucionar de manera definitiva del sector donde se realiza la plusvalía hacia sectores donde se produce plusvalía. En otras palabras, la burguesía venezolana tiene un espíritu rentista-mercantil. Está orientada a la ganancia fácil y con mínimas posibilidades de fracaso. Se formó en el peculado y especulaciones a la sombra de las instituciones del Estado, y con el apoyo financiero del Estado.
Las capas de la burguesía que se formaron directamente conectadas con los monopolios extranacionales, no son solamente grupos económicos. Estos grupos económicos son monopolios y tienen una estructura monopolista, en el sentido marxista de esta categoría. Es la “oligarquía financiera nativa” que tiene vínculos permanentes con el Estado, y que fusiona en su seno al capital bancario con el capital industrial.
Estos grupos económicos se configuran concretamente después del golpe militar del 18 de octubre de 1945 contra el gobierno del General Isaías Medina Angarita. Es un golpe que “huele a petróleo”. Ese movimiento pequeñoburgués-reformista frustró el desarrollo de una burguesía nacional-industrial que se intentaba formar con las políticas del gobierno de Medina. En consecuencia, la incipiente burguesía industrial evolucionó rápidamente del sector industrial-manufacturero hacia las actividades financieras, la construcción en vasta escala, las transacciones comerciales-financieras a la sombra del Estado y el peculado como fuente de acumulación de capital. De tal manera que nunca hubo un sector de la burguesía capaz de enfrentar al imperialismo y liderizar un proyecto de desarrollo nacional.
Más tarde, a partir de 1948, esos grupos reaccionan contra sus antiguos protectores y se fortalecen durante la dictadura militar, en la década de 1948-1958. Multiplican sus capitales en sus relaciones con los prohombres de la dictadura, reciben comisiones, obtienen prebendas, peculan, aconsejan la política de nuevas concesiones petroleras y, finalmente, se asocian a los monopolios norteamericanos.
En la década siguiente, esos grupos económicos reaccionan contra la dictadura militar, y bajo las banderas de la “democracia representativa” se apoderan de las instituciones financieras del Estado. Estos grupos plutocráticos, con espíritu de monopolio, se asocian a los monopolios internacionales y se transforman en una proyección de esos monopolios en la vida económica, social, política y cultural del país. El capital que predomina en las actividades controladas en la actualidad por esos grupos es el capital financiero, independientemente de las formas de acumulación originaria: comercial, especulación, rentistas, peculado o regalía petrolera. Esta oligarquía financiera nativa es el núcleo matriz de la burguesía asociada, y está integrada por capas que se han formado conectadas con los diferentes sectores de la producción: burguesía comercial, burguesía industrial, bancaria, agraria, financiera, y la burguesía burocrática y peculadora. El capital de la oligarquía financiera nativa está en íntima relación con la renta minero-extractiva y los nexos de dependencia.
La tradicional burguesía comercial controlaba las importaciones y exportaciones hasta que se inició la política de sustitución de importaciones y el desarrollo de nuevas capas de la burguesía venezolana. Del seno de estos grupos comerciales surgieron nuevas capas de la burguesía venezolana. Pero también hay un núcleo inicial con respecto a la burguesía industrial desde principio del siglo XX. Las otras capas de la burguesía asociada: la bancaria, la financiera, la gran burguesía agraria, etc., se formaron en el contexto de la dependencia de los monopolios internacionales. La gran burguesía agraria o burguesía agroindustrial, integrante de la burguesía asociada, es una capa formada por antiguos latifundistas, y controlan las mejores tierras.
La burguesía financiera es hija legítima del capital financiero internacional, y se entiende por capital financiero como la fusión de capital bancario y capital industrial para monopolizar la economía de un país en términos de monopolios. Esta burguesía financiera rige y domina sobre otras capas de la burguesía asociada y oprime a los sectores medios de la burguesía industrial y agropecuaria.
Por su parte, la burguesía burocrática y peculadora se configura sobre la base del tráfico de influencias y comisiones hasta del 10%. Tiene fuerza en el campo de las especulaciones financieras, y se puede considerar como una especie de lumpen-burguesía.
Con relación a la burguesía nacional —dice Brito— existe pero está dispersa. Son aquellos industriales venezolanos dispuestos a asociarse con el Estado en el desarrollo de ciertas áreas básicas, lo cual supone el desplazamiento de la alta burguesía burocrática e importadora, con quien está en contradicciones. También son parte de la burguesía nacional los estratos intermedios e inferiores o modestos de la burguesía agraria. Estos estratos intermedios de la burguesía agraria tienen contradicciones con el imperialismo y la burguesía asociada porque no controla las plantas de transformación, que son propiedad de la gran burguesía agraria, la cual es una capa de la burguesía asociada. A su vez, los estratos inferiores de la burguesía agropecuaria tienen contradicciones con los latifundistas por la propiedad y el uso de la tierra, y también con la gran burguesía agraria porque es propietaria de las plantas de transformación y controla el mercado. Igualmente forman parte de la burguesía nacional lo medianos y pequeños industriales que tiene contradicciones con los grupos financieros, y además, los medianos y pequeños comerciantes los cuales tienen contradicciones con la burguesía importadora-exportadora, y se encuentran empobrecidos en la explotación monopolista extranjera.
Es obvio que la burguesía nacional surge de la explotación del trabajo asalariado, pero también es cierto que están oprimidos por la burguesía asociada o intermediaria, y lesionados por los monopolios norteamericanos. Los industriales dispuestos a asociarse con el Estado pueden contribuir a debilitar al imperialismo, e impulsar el progreso social. Se evidencia que es un sector que es todavía capaz de expresar los intereses nacionales. Aunque como tal burguesía defiende sus intereses, en esta etapa corresponde al progreso social. Esta burguesía nacional existe como una capa diferenciada, pero en situación de sumisión con respecto a la burguesía asociada que la oprime y la somete a sus intereses de estrato dependiente de la oligarquía financiera norteamericana.
Finalizo esta breve historia para recordarles a los camaradas que el partido Acción Democrática fue el instrumento político más eficaz y consciente de la burguesía asociada para fortalecer los nexos de dependencia colonial y frenar el ascenso de las ideas nacional-revolucionarias y socialistas.
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[1] Historia Económica y Social de Venezuela, Federico Brito Figueroa. Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 1996.
Publicado en Aporrea.org el 24/07/09
http://www.aporrea.org/ideologia/a82950.html
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