Esther Pineda G: Racismo, endorracismo y resistencia

Fernando Saldivia Najul
20 marzo 2014


El sábado 20 pasé por la Feria del Libro 2014 ubicada en los espacios del Teatro Teresa Carreño, y en el stand del Ministerio de la Cultura encontré el último libro de la joven investigadora Esther Pineda G. titulado Racismo, endorracismo y resistencia. Fundación Editorial El perro y la rana, 2013.

Esther, la poetisa, le dedica su obra a nuestra África, dadora de sus labios gruesos que cantan verdades, de su nariz ancha que respira libertad y de sus manos grandes que escriben lo que ella piensa.

En este libro se dicen verdades que deberían ser difundidas con mucho más frecuencia por los medios de comunicación del Estado, pues considero que el racismo, el endorracismo y la discriminación racial es el mecanismo más eficaz con el que cuenta la burguesía para dividir a la clase trabajadora. Y esto lo sentimos todos los días. Recientemente en un video trasmitido en cadena nacional pudimos escuchar a un joven motorizado enfrentando a un guarimbero de piel blanca con estas palabras: " ¿¡Tú crees que porque soy negro y de barrio no trabajo!? ". Tremenda lección, solo que le falto agregar que son los negros y afrodescendientes quienes más han trabajado para levantar a la Venezuela que conocemos.

La camarada Esther Pineda hace varios cuestionamientos en su libro. Cuestiona el hecho de que los vencedores son quienes han contado nuestra historia, pues nos dice que para vencer es necesario combatir en condiciones de igualdad, y lo que hicieron los europeos en territorio africano fue un genocidio. Entonces no podemos nosotros decir que nuestra historia la contaron los vencedores sino los genocidas de piel blanca, quienes aún degollan a motorizados con guayas de la muerte colocadas en las barricadas neonazis.

Esther Pineda también cuestiona la idea de que con la colonización europea nos ayudaron a salir del atraso socio-cultural, y nos dice que «el proceso de penetración e injerencia europea pone en evidencia la incapacidad de desarrollo autárquico del continente europeo, dado que el europeo imaginariamente superior pero económicamente arruinado se encontró en la necesidad de acudir a la tierra americana para expoliar sus recursos con la mano de obra secuestrada en el continente africano». Ah!, así es la vaina. Entonces podemos decir que los invasores y genocidas europeos son unos incapaces de mantenerse solos. Son unos mantenidos, al igual que los invasores y genocidas gringos.

La autora toca el tema de la introducción de un lenguaje discriminatorio, y entre otras cosas, nos explica el origen de la exclamación «Negro que no es pretencioso no es negro», que por cierto, me llamó la atención porque la he escuchado salir también de labios gruesos. Nos dice Esther que la intención primaria de esta exclamación fue develar la conducta del negro «salvaje» que pretendiese igualarse a la del blanco «civilizado».

Qué bueno que el Ministerio de la Cultura haya publicado este trabajo tan necesario para avanzar en la consolidación del socialismo. No podemos abandonar la resistencia antirracista en ninguna de sus trincheras. Varios camaradas han hecho llamados de alerta. En su columna En negra tinta del Correo del Orinoco, de 24 de febrero de 2013, Beatriz Aiffil recuerda como ella se sentía representada con la presencia de afrovenezolanos y nuestros hermanos indígenas en el canal Ávila TV, pero de pronto se esfumaron. Triste, muy triste, dijo hace un año. El 10 de febrero, en aporrea.org, Jesús Chucho García hace un llamado a quienes deciden la política en nuestro país ante el «olvido tal vez no intencional» de la estrategia discursiva donde la ausencia afro se ha evidenciado después de la muerte del presidente Hugo Chávez.

Esther Pineda, por su parte, nos dice en su libro que «la construcción de un honor étnico negro y afrodescendiente solo será posible mediante la sobrevaloración y exaltación de la cultura y costumbres propias, a través de la infravaloración de la producción cultural europea y eurodescendiente, pero de acuerdo a la experiencia histórica de encuentro forzado y vecindad obligatoria excluyente entre blancos y negros, en la cual estos últimos, desde el inicio y establecimiento de dicha relación, fueron subordinados e inferiorizados; se neutralizó su acción organizativa, se imposibilitó que el negro descalificara y despreciara la cultura ajena, exaltando la propia, y con esto fue destruida la posibilidad de una organización de comunidad sólida fundada en el honor étnico».

Hasta aquí está bien, no les voy a contar todo el libro.


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Publicado en Aporrea.org el 20/03/14

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