Los bancos sin espaldar son para la clase trabajadora

Fernando Saldivia Najul
19 abril 2011



Coño, cómo se pela bola en Caracas para sentarse en un banco con espaldar. Resulta que el burgués, que no trabaja, disfruta de un amplio jardín arbolado con asientos cómodos en su propia casa, o se echa en una silla de extensión a reventarse a whisky en una piscina de su club privado. En cambio, la trabajadora o trabajador, que trabaja, anda caminando por toda Caracas buscando una plaza, o un parque, o un boulevard que tenga algún banquito con espaldar para descansar el lomo que lo tiene ya partido de tanto producir para mantener al burgués. Pero que va, hace tiempo que entendimos que los bancos sin espaldar son para la clase trabajadora, porque con espaldar escasean.

No exagero. Buscar un banco con espaldar en Caracas desgasta. No es nada fácil encontrarlo. Pareciera que no es un derecho humano. Después de tanto caminar termina uno casi siempre en un banco de castigo, pagando penitencia, o como si lo estuvieran sometiendo a uno involuntariamente a una prueba de resistencia física. Qué desgracia.

El capitalismo construyó una Caracas mercantil inhumana. La burguesía siempre despreció a la clase trabajadora. Nunca ha cuidado su salud ni su bienestar. Claro, si una trabajadora o un trabajador se enferma lo reponen rápidamente por otro que se encuentre en el ejército industrial de reserva. Así de fácil.

Los trabajadores de la clase media consumista pasan menos trabajo porque andan en carro y frecuentan centros comerciales. Y si andan caminando en una avenida o un boulevard y se cansan de caminar, se sientan en una silla con espaldar, pero eso sí, en un café o restaurant para comer o tomar algo. Porque eso es como en el estadio, si quieres espaldar tienes que pagar más.

Sin embargo, este sector consumista de la clase media vive prisionera en Caracas, y se niega a entenderlo. Tienen la creencia de que pueden liberarse encerrándose en restaurantes o en los centros comerciales, sin entender que es la burguesía quién los obliga a ello.

Claro, a la burguesía le conviene que vayan a gastar la quincena en los centros comerciales, y al mismo tiempo evitan de esta manera que se reúnan en espacios abiertos para organizarse para la lucha de clases. La orden es producir y consumir. El consumismo también es una forma de control social. No es casualidad que haya más centros comerciales que parques. De hecho, en Venezuela, durante el proceso revolucionario, aumentó la tasa de construcción de centros comerciales por habitantes. Insólito.

Para los alienados los centros comerciales son más atractivos que los parques y las plazas. La burguesía hasta le coloca plantas y árboles de plástico para engañar a los usuarios. Incluso ahora hay parejas que hasta contraen matrimonio en estos templos mercantiles. Y se han dado casos de personas que han solicitado a sus familiares que al morir esparzan sus cenizas en su centro comercial preferido. Qué bolas.

Pero resulta que no todos los trabajadores son consumistas, y aquel que quiera leer un libro, o aquel grupo de trabajadoras que necesite reunirse para discutir sobre política por varias horas, no puede. Y si lo hacen, amanecen todas con lumbago.

Llama la atención como los consumistas sí pueden pasar el tiempo que quieran metidos en un centro comercial, pero los que no consumen no pueden pasar una mañana o una tarde sentados en un banco con espaldar, con diseño ergonómico, bien ubicado bajo la sombra en una plaza o un parque, para descansar, o disfrutar de la vista o del paisaje, o leer, o conversar temas necesarios para la transformación de esta sociedad de idiotas.

Ya está bueno, tenemos que hacerle la guerra a los centros comerciales. Urge hacer más atractivos los espacios públicos que los centros comerciales. Tenemos que frenar la construcción de estos adefesios. Buscar hacer agradable la permanencia o recorrido por los espacios públicos.

Tenemos que definir la ergonomía de la diversidad de los usuarios de cada parque, plaza y boulevard. Tenemos que diseñar con criterios en relación con el uso y la satisfacción de las necesidades. Donde la estética no riña con la función. Un banco diseñado con una estética que no esclavice al usuario tiene un valor de uso superior. Se está cómodo y también se contempla la belleza y armonía de los bancos con su entorno.

Tenemos que prestar más atención a las funciones sociales que estos espacios deben cumplir. Muchas veces las personas que diseñan estos espacios no son usuarios de estos, y solo se limitan a revisar un manual de diseño urbano sin conocimiento previo de la forma en que los grupos se disponen para socializar.

No podemos diseñar desde un escritorio sin hacer al menos entrevistas a los usuarios o estudiar sus propuestas elaboradas en asambleas. No cabe la menor duda que en las necesidades y propuestas analizadas por los usuarios siempre estará presente la demanda del “banco con espaldar”, motivo del presente artículo. Y si el proyecto lo elaboran los consejos comunales con la participación de toda la comunidad, entonces mucho mejor. Eso es comunismo.


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Publicado en Aporrea.org el 19/04/11
http://www.aporrea.org/actualidad/a121766.html

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Melodía Stereo 93.5 FM quiere manipular como Globovisión y Unión Radio

Fernando Saldivia Najul
02 abril 2011



¡Qué angustia! Esta emisora de radio puede volver loco a cualquier revolucionario si se le ocurre pasar una tarde escuchando su música. Esta gente tiene una campañita de manipulación ideológica machacante a favor de la empresa privada.

De lunes a domingo y a cada media hora en el espacio de publicidad sueltan la misma propaganda ideológica. Se trata de una simulación de una encuesta tendenciosa donde “de todas todas” nos convendría más a los trabajadores y a los excluidos defender a la empresa privada en lugar de defender a la empresa de propiedad social directa e indirecta. Estas últimas por supuesto silenciadas en el diálogo entre la entrevistadora y el encuestado. Escuchen esto:

“— Disculpe señor, ¿puedo hacerle una pregunta?

— Si, dígame.

— ¿A Quién beneficia la empresa privada?

Opción A: A quienes montan un negocio.
Opción B: A los trabajadores y a su familia.
Opción C: A los consumidores.
Opción D: Todas las anteriores.

— Yo digo la D, a todo el mundo”.


Acto seguido, comienza la manipulación de los miedos de la audiencia:


“7 de cada 10 venezolanos opinan igual.

¿Habrá más empleo en un país sin empresa privada? ¿Habrá más clientes para tu negocito? ¿Tendrás mejores productos y calidad de vida? ¿Les conviene a tus hijos que haya más o menos empresas en Venezuela?

Te invitamos a hacerte estas preguntas y a conversarlo con tus amigos.

¡Ponle cabeza y corazón!

La empresa privada de Venezuela… Por una Venezuela mejor”.

Camaradas, esta vaina es cada media hora entre los espacios musicales. Definitivamente la radio es un peligro. Pero lo peor es que estos misiles van dirigidos principalmente a los jóvenes de los sectores populares que buscan escuchar música en lugar de ver o escuchar programación política, y son bastantes. Digo sectores populares porque sabemos que la llamada clase media consumista va entubada con sus gríngolas para el 2012. Este sector de clase media ya lo tiene controlado Globovisión y Unión Radio.

Pues si, Melodía Stereo está manipulando las emociones de manera abierta para ocultar verdaderos los intereses de la burguesía. Con el mensaje individualista y emocional: “¿habrá más clientes para tu negocito?... ponle cabeza y corazón” nos quieren decir que para poder montar un kiosco de periódicos o una carpintería con suficientes clientes, debemos defender con amor a la empresa privada y votar por el capitalismo, sin advertir que estaríamos defendiendo a los monopolios de alimentos como Empresas Polar, uno de nuestros mayores enemigos de clase.

Además, con el mensaje manipulador: “¿habrá más empleo en un país sin empresa privada?” la emisora Melodía Stereo infunde temor a los trabajadores que se encuentran empleados en el sector privado, ya que no se menciona para nada el Proyecto Nacional Simón Bolívar, una ley de la República que contempla la persistencia de la empresa privada con responsabilidad social. Tampoco se menciona que la necesaria construcción de una nueva sociedad mundial sin empresa privada podría demorar hasta dos y tres generaciones, tiempo suficiente para que le salga la pensión de vejez a la audiencia atemorizada por Melodía Stereo.

Son mensajes sencillos pero superefectivos si se repiten muchas veces como lo está haciendo Melodía Stereo. La efectividad de estas campañas por lo general la corroboran con un estudio de impacto de la campaña para asegurarse de que haya calado en la audiencia y así poder influir en las elecciones de 2012.

Nuestros jóvenes no tienen por qué atemorizarse. Saben que en socialismo pueden asociarse libremente con otros productores para liberarse del trabajo explotador capitalista. Y el humilde artesano y el pequeño campesino tampoco tienen que temer, porque la propiedad bien adquirida, fruto del trabajo, no será destruida. Más bien esta ha sido destruida en gran parte por la industria burguesa, y la sigue destruyendo, bien cuando se enfrenta a una competencia desigual en el mercado, o a plomo limpio cuando los terratenientes se apropian de las tierras del pueblo.

Lo que sí aspiramos los revolucionarios, antes de que destruyamos el planeta y la humanidad, es a convertir el capital en propiedad colectiva, y no lo ocultamos. El capital no es un patrimonio personal sino un patrimonio colectivo. Es decir, el capital no es una fuerza personal sino una fuerza social que necesita de la cooperación de todos los individuos de la sociedad.


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Publicado en Aporrea.org el 02/04/11
http://www.aporrea.org/medios/a120742.html

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