La oligarquía nunca quiso inmigrantes libaneses, chinos, negros y otros indeseables

Fernando Saldivia Najul
23 agosto 2013


La lista es más larga, pero no cabe en el título del artículo. No cabe porque el desprecio de la oligarquía criolla es muy grande, tan grande como el mismo poder que acumularon. Después de la Independencia siempre intentaron «blanquear» a Venezuela. Habíamos heredado del régimen colonial una población descendiente de esclavizados Negros, y por consiguiente, la oligarquía tenía que «inyectar al país una formidable cantidad de sangre nueva», como decía Arturo Uslar Pietri en su ensayo «Venezuela necesita inmigración».

Pero  esta sangre nueva no era cualquier sangre. No amigos lectores. Se trataba más bien de una sangre azul, algo así como la sangre de los europeos, una sangre que fuera capaz de limpiar la sangre de nuestra población. Es por ello que la República Oligárquica siempre fomentó la inmigración de personas de origen europeo, y llegaron incluso a promulgar leyes de inmigración donde se permitía ingresar al país únicamente a inmigrantes de raza blanca europea. También se redactaron criterios, normas e instructivos para la selección. En las normas internas del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización creado en 1938, y en el cual Uslar Pietri fue director, se llegó a hablar taxativamente de seleccionar a personas de «raza aria», y no semita, en la cual se excluían, entre otros, a los libaneses, sirios, palestinos e israelitas. De modo que las populosas colonias europeas en nuestro territorio no son casualidad. Eso tiene su historia desgraciada, que aquí les relato con algunas perlitas, cuyos contenidos les advierto que son muy fuertes, no aptos para opositores pela bolas que sienten una admiración y respeto especial por la oligarquía:

La Ley de Inmigración del 26 de agosto de 1894 prohibía la entrada al país de personas de las Antillas. Así lo especifica en su artículo 3: «No se contratarán ni aceptarán como inmigrados los individuos de las Antillas». Con esta ley se prohibía la entrada de inmigrantes de países con una población grande de Negros y sus descendientes.

La Ley de Inmigración y Colonización del 8 de julio de 1912 prohibía la entrada al país de personas que no fueran de raza europea. Así lo especifica en su artículo 9, numeral 1: «No serán aceptados como inmigrantes ni tendrán derecho a los beneficios concedidos por la presente Ley, los individuos que no sean de raza europea».

La Ley de Inmigración y Colonización del 22 de julio de 1936 prohibía la entrada al país de personas que no fuesen de raza blanca. Continúa la discriminación. En su artículo 5, numeral 1, lo  especifica: «No serán aceptados como inmigrantes las personas que no sean de raza blanca». Para ese entonces ya Hitler hablaba de la supremacía de una raza sobre las demás, y no cabe duda que esta ideología nazi reforzó el racismo colonial de la oligarquía criolla que lo aprendió de sus antecesores españoles.

El Reglamento del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, Decreto de 30 de septiembre de 1938, habla del mejoramiento étnico de la población del país. En su artículo 1, aparte (a), señala que incumbirá principalmente al Instituto, entre otras cosas, «prestar su cooperación al Ejecutivo Federal en cuanto a propender al mejoramiento étnico de la población del país, por medio de la inmigración seleccionada». Arturo Uslar Pietri, el intelectual favorito de los opositores, estuvo a cargo de este instituto por un tiempo, y conocía muy bien cuáles nacionalidades eran bienvenidas y cuáles indeseables, porque él junto con Alberto Adriani fueron unos de los intelectuales de la derecha encargados de difundir el racismo de la oligarquía criolla.

La Memoria del año 1941 del Instituto Técnico de Inmigración y Colonización, cuando su director era Roberto Picón Lares, explica que el Instituto realizó un laborioso trabajo de discriminación y que «cuando partió para Europa el nuevo Comisionado de Inmigración, le fueron dadas instrucciones muy terminantes y categóricas en cuanto a la selección de los aspirantes a inmigrar. Estas instrucciones enumeran taxativamente las condiciones que deben de llenar los aspirantes», y la principal de estas condiciones es que los aspirantes «sean de raza blanca, aria o caucásica, es decir, no semitas». (págs. 56 y 57)

Muy pocas personas en Venezuela saben esto. De hecho, muchos de los indeseables todavía defienden a la oligarquía y están en contra de la Revolución.

A pesar de que esta Ley racista violaba tratados internacionales, siempre se instruía a los funcionarios diplomáticos y consulares a que las observaran, y si había algún reclamo, bueno, ya veremos.

Había funcionarios que no tenían muy claro cuan rigurosos debían ser en la observancia de la Ley. Tal es el caso del vicecónsul de Venezuela en Curazao, Nerio A. Valerino, quien el 25 de abril de 1939 envía una carta a Esteban Gil Borges, Ministro de Relaciones Exteriores, y le comunica que «frecuentemente se presentan algunas dificultades de apreciación cuando llegan individuos que, no teniendo las características sobresalientes de la raza negra, por ejemplo, o sea pelo, labios, forma del cráneo, etc., sino el color de la piel, es cuestión básica en aquellos casos en que esta no sea negra ni muy oscura, sino simplemente el color llamado comúnmente trigueño».[1]

Por otra parte, en la Circular 3056 del Ministerio de Relaciones Exteriores se informó a los funcionarios diplomáticos y a los consulares nacionales la conveniencia que, según el criterio del Departamento de Relaciones Interiores, existe de «no otorgar despacho para viajar a Venezuela sin previa autorización de dicho Departamento, a los extranjeros cuyo origen sea de las siguientes nacionalidades: rumana, polaca, siria, libanesa, checoeslovaca, palestina, húngara, armenia, persa, letona, rusa, búlgara, griega, egipcia, estonia, turca, marroquí y, en general, a africanos y asiáticos».[2]

El caso de los israelitas expulsados por razones políticas, aunque son personas de raza no aria, se consideraba desde otros puntos de vista. Arturo Uslar Pietri lo explica en una carta enviada al Ministro de Relaciones Interiores cuando se refiere al «problema de la admisión de judíos en Venezuela». Entre otras cosas dice que las «personas de raza judía o no arias» son los que se designan como «refugiados» y, «la admisión de estos extranjeros, pura y simplemente o como inmigrantes, debe considerarse desde el punto de vista de los sentimientos humanitarios y del interés económico de Venezuela». Y (…) «parece justo razonable por ello, adoptar una política justa, que en ningún caso podría ser ni la admisión ilimitada, ni la total exclusión», exceptuando de dicha limitación principalmente a «aquellos que vengan con capitales propios para invertirlos en agricultura o industria». [3] En la carta se anexa la lista de las nacionalidades bienvenidas y la lista de las indeseables.

Y para cerrar esta breve historia de los intereses de la oligarquía venezolana, les copio parte de una carta fechada el 23 de diciembre de 1938, y firmada por J. A. Gonzalo Patrizi. Aquí se es más explícito. Se habla del «deber de velar por el perfeccionamiento étnico de la población, finalidad de indiscutible necesidad en países que, como el nuestro, tiene urgencia de renovación biológica y espiritual, para lo cual necesitan inyectar a su contingente humano sangre nueva y rica en cualidades».[4] Qué desgracia.

Y con todo esto, la oligarquía tiene casi la mitad de la población que la defiende. Insólito.

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[1] Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección Política Internacional. Expediente Nº 0523: Consultas sobre admisión de Extranjeros de raza de color: Países Bajos. Asunto de la Carta: Sobre definición de razas.

[2] Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección Política Internacional. Expediente Nº 648: Sobre admisión de extranjeros: País: Interior. Asunto de la Carta: Opinión de la Consultoría de Política Internacional.

[3] Ibídem. Asunto de la carta según el texto: Problema de la admisión de judíos en Venezuela y otros puntos.

[4] Ibídem. Asunto de la carta según el texto: Problema de la admisión de ciudadanos franceses de raza de color y a la no admisión de personas extranjeras pertenecientes a ciertas nacionalidades.

Publicado en Aporrea.org el 23/08/13
http://www.aporrea.org/actualidad/a172234.html

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Ernesto Villegas, el problema no es la gestión, es el racismo

Fernando Saldivia Najul
06 agosto 2013


Ernesto, cuenta con mi voto camarada, pero vamos a ponerle nombres a la miseria y a mostrar la cruda realidad que estamos viviendo. Ayer le respondiste a Clodovaldo Hernández en Ciudad CCS que muchos opositores a pesar de que sus alcaldes y gobernadores tienen una mala gestión, siguen votando por cualquier cosa antes que por un chavista.[1]  Digamos «cualquier cosa» como Ledezma, por ejemplo, responsable de la masacre del Retén de Catia en 1992. [2] Una matanza de venezolanos de piel oscura.

Ni Ledezma ni cualquier otro sirviente de la oligarquía y el imperialismo son cualquier cosa, y Ernesto lo sabe muy bien. Ledezma es un personaje siniestro publicitado por el poder mediático, es decir, por los amos de las capas medias. Amos en quienes confían y admiran, y eso ya es garantía suficiente de que van a votar por alguien que va a desviar los recursos para frenar el avance chavista, y por tanto, frenar el poder popular porque el poder popular en Venezuela es de piel oscura. De tal manera que para la gran mayoría de los opositores la calidad de la gestión de gobierno está en un segundo plano.

Mientras no bajen los niveles de miedo, desprecio y odio racial seguirán votando en contra de sus intereses reales, —o en contra de sí mismos, como dice Ernesto en la entrevista—, y a favor de sus intereses creados, como por ejemplo, el estatus racial con sus privilegios consumistas. Si no entendemos eso, estamos jodidos.

Nosotros venimos perdiendo votos desde que la oligarquía mediática temerosa de perder privilegios arremetió contra la revolución con una campaña asquerosamente racista, y le transmitió su mismo miedo a los sectores medios. Luego se fueron sumando los endorracistas de los estratos medios y bajos en la medida que fueron percibiendo mayor desprecio por parte de sus jefes blancos, o en el caso de los buhoneros y otros trabajadores de libre ejercicio, desprecio por parte de sus clientes de piel blanca.

De modo que el mal ya está hecho, y necesitamos calmar las aguas del racismo que se encuentran hoy en niveles repugnantes. A lo mejor me equivoco, ojalá, no tengo datos científicos, pero así lo percibo. Para muestra un botón: El camarada Jorge Rodríguez con el apoyo de Pdvsa La Estancia restauraron el Boulevard de Sabana Grande con un mobiliario urbano importado de España, al gusto de las personas de las capas medias blancas. Después que reubicaron a los buhoneros y embellecieron los espacios, la mayoría de los comerciantes ahora vende más y con mejor ambiente, pero sin embargo siguen votando en contra de la revolución. Hasta las vendedoras —obreras comerciales— se suman en defensa de sus patronos. Es más, en el boulevard es raro ver a personas de los sectores medios sentadas en los bancos al lado de los pobres de piel oscura —ahora que cuentan con más dinero para bajar de los cerros—, a pesar de que los trabajadores del aseo limpian los asientos con jabón casi todos los días.

Ellos sienten el avance de los descendientes más directos de esclavos que ahora tienen más poder adquisitivo. Sienten que se les vienen encima. Ocupan los espacios que otrora les pertenecían. Ven más motorizados al lado de las ventanas de sus carros. Ven más edificios residenciales con personas de piel oscura asomadas por las ventanas de los apartamentos, cuando ellos más bien están acostumbrados a ver a los Negros y Mestizos construir con sus manos los edificios, devolverse a sus cerros, y luego ellos entrar a habitar los nuevos apartamentos.

Ernesto, ellos suplican a su dios mantener el apartheid venezolano. Mantener playas con una gran mayoría de piel oscura y playas con una gran mayoría de piel blanca, y la derecha es garantía de esto. Cuando ellos estudiaron en sus aulas de clase si acaso tenían un solo compañero estudiante Negro o Negra.

Unos manifiestan su racismo sin tapujos, pero otros les cuesta reconocerlo. Les da vergüenza. Lo ocultan tras las banderas de la corrupción y la inseguridad. Pero no cualquier corrupción e inseguridad, sino la que corresponde al chavismo, no la de la derecha. Se molestan sobretodo por los actos de corrupción en que incurren los que vienen de abajo, de piel oscura, pero ni se ocupan de estudiar de dónde salió la fortuna de los Mendoza, Zuloaga, Cisneros o Vollmer. Al contrario, los adoran.

Ellos no distinguen a su enemigo principal. No ven a la oligarquía ni al imperialismo corporatocrático como sus enemigos. Más bien los ven como garantía de mantener el orden social y racial. Orden donde ellos creen que son el estrato medio, cuando en realidad están a patica ‘e mingo de los trabajadores manuales, y a kilómetros de la oligarquía. Sin embargo, los consideran sus aliados políticos. Su ideología es más neoliberal que socialista, porque es la ideología de la exclusión.

Camarada Ernesto, así como nuestro enemigo enseña y alimenta el racismo todos los días a través de las telenovelas y películas, nosotros estamos obligados a combatir la ideología del racismo todos los días, a la par que transformamos las relaciones de producción que soportan esa ideología. ¿Si a los 8 o 9 años de edad las niñas y niños aprenden a ser racistas solo viendo la televisión, cuántos racistas se formaron durante estos 14 años de revolución? Las cifras tienen que preocuparnos.

La ignorancia alimenta el egoísmo. Todavía hay opositores que dicen que los esclavos y sus descendientes son flojos y los europeos y sus descendientes levantaron este país. La mayoría sabe que es al revés, pero se hacen los locos para justificar sus privilegios. Los más ignorantes son los más renuentes a votar por la gestión de gobierno. Porque la ignorancia alimenta el voto emocional, egoísta y racista, al punto de votar contra si mismos. Tenemos que enseñarles que el racismo es hijo de la esclavitud, de la opresión, del maltrato, y no al revés como explicaban los asesinos españoles que nos invadieron.

Con todo y eso, vamos a ganar Ernesto, porque conocemos tu capacidad de comunicación de la realidad.


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[2] La matanza en la prisión de Catia supera a la del golpe. Diario El País, 1 de diciembre 1992.

Publicado en Aporrea.org el 06/08/13

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