Desmantelamiento del Estado de Bienestar y venta de libros de autoayuda en Europa

Fernando Saldivia Najul
15 agosto 2011



No todos los europeos están luchando en las calles para frenar el progresivo desmantelamiento del Estado de Bienestar. También hay un sector de la población que cae en la tentación de consumir los libros de autoayuda que distribuye la industria cultural encargada de transmitir creencias y valores propios del capitalismo neoliberal, con el fin de mejorar la adaptación de las personas a los cambios. De hecho, como lo manifiesta el responsable del área literaria de no ficción de la Editorial Planeta, hace unos meses en España, a causa de la crisis económica se disparó la venta de libros de autoayuda. [1]

La industria cultural tiene necesariamente que promover el consumo de libros de autoayuda, actualizados con las preocupaciones del momento, porque se está desmantelando el Estado de Bienestar y profundizando las políticas neoliberales. Un Estado de Bienestar que alcanzó altos niveles de seguridad y bienestar material en la población, como un privilegio del que han gozado estos pueblos. Un privilegio, es bueno decirlo, que se ha sostenido gracias a la explotación de mano de obra barata, el genocidio y el saqueo de recursos naturales de los países periféricos, y que fue una estrategia de la clase dominante para evitar una revolución dentro de las propias fronteras de los países de origen de las transnacionales. Sin embargo, este privilegio se fue perdiendo progresivamente debido al debilitamiento de la izquierda tras la caída de la URSS. La burguesía se fortaleció y la ambición neoliberal se impuso. Hasta que entró en crisis. Ahora pretenden salvar el capitalismo con más neoliberalismo. El ya reducido Estado de Bienestar hay que terminar de desmantelarlo. Por lo tanto, la burguesía necesita poner a la población a leer más libros de autoayuda de lo acostumbrado.

Conceptualmente el Estado de Bienestar es un Estado encargado de asegurar pleno empleo, progreso económico, sistema de seguridad social, atención médica, educación y acceso a la vivienda mediante la redistribución de los impuestos y sus propias inversiones. Es decir, el riesgo que implica vivir en una sociedad salvaje se socializa y el Estado los neutraliza con programas de seguridad social. Sin embargo, como ya dijimos, en la práctica, el alto nivel de seguridad y bienestar material solo se alcanzó sobre la base de la sobreexplotación de los pueblos periféricos.

Esta seguridad y bienestar material de la que gozaron por un tiempo empezó a reducirse. El debilitamiento de la izquierda fue dando paso al neoliberalismo, y los ideólogos de la burguesía europea empezaron a criticar el Estado de Bienestar. Argumentaron que el Estado de Bienestar era muy improductivo comparado con la iniciativa privada, y además decían que el asistencialismo produce ciudadanos flojos, menos competitivos, e incapaces de autogobernarse. Por supuesto, todo esto atentaba contra la acumulación del capital de la clase dominante.

La política neoliberal privatiza progresivamente los servicios de salud, seguros, educación, seguridad, pensiones, etc., y cada uno tiene que ver como estira su salario para comprar estos bienes y servicios en el mercado, claro está, si es que tienes empleo. Es decir, venimos al mundo a enfrentar los riesgos de la economía de mercado, y esto genera riqueza, por supuesto, riqueza para la burguesía. Aquél que no logre sobrevivir es un perdedor, un fracasado, y lo peor, tiene la culpa de su fracaso.

Ahora el individuo tiene que hacerse cargo de sí mismo, de su propia seguridad física y psíquica, y tiene que comprarla en el mercado, claro, si tiene dinero para ello. Para ayudarlo un poco en su angustia, la burguesía le ofrece a bajos precios libros de autoayuda a través de la industria editorial de masas. Estos libros de autoayuda son una fuente de sugerencias para el ejercicio de la responsabilidad individual. Te enseñan como aliviar el dolor y el malestar de vivir dominado por la clase burguesa, y cumplen al mismo tiempo el objetivo de alimentar la competencia y el afán de superación personal sobre toda solidaridad de clase. Aquí vamos a encontrar textos sobre espiritualidad, psicología, empresa, relaciones interpersonales, filosofía, programación neurolingüística, inteligencia emocional, etc.

Las librerías están abarrotadas de estos libros y hay gente que se vuelve adicta y los compra de a dos y tres. Los producen en serie y en varias lenguas, porque el capitalismo es mundial, con cultura y pensamiento único. Hay autores que han escrito hasta 15 o más de estos manuales de autoayuda. Recogen las preocupaciones cotidianas de las personas y estas aparecen en los títulos de los libros. Actualmente los títulos sobre “cómo afrontar la crisis” son uno de los más atractivos en España.

El propósito de esta literatura es que las personas puedan desarrollar ciertas capacidades latentes, de que descubran el potencial oculto que tienen para lograr un cambio vital individual. Este discurso lo acompañan con consignas como: “querer es poder”, “tú puedes”, “solo tienes que creértelo”. O sea, que no necesitas la solidaridad de la sociedad, del Estado ni de nadie. No necesitas solidarizarte con los miembros de tu clase explotada. Tampoco te explican las causas sociales de tu infelicidad para que las ataques. Solo te dicen que sufres porque quieres, te dicen que eres infeliz porque no quieres ser feliz, te dicen que eres pesimista porque así lo decidiste, o simplemente porque le tienes miedo al éxito. Coño, termina uno sintiendose culpable de su desdicha.

De paso, para demostrar su tesis, le dan a uno ejemplos de personas exitosas que han salido de la pobreza o que han alcanzado sus objetivos enfrentando solos todas las adversidades y las injusticias del capitalismo únicamente con el factor optimismo, más nada. Brillante idea. Con esto le dan una patada a las leyes sociales descubiertas a lo largo de varios siglos de estudio sobre las desigualdades sociales. Qué bolas, tenemos diez mil años viviendo en una sociedad de clases donde la inmensa mayoría ha sido dominada y explotada por una pequeña minoría, y estos carajos nos dicen ahora que todos los explotados física y mentalmente en las distintas sociedades de clases no alcanzaron su bienestar individual porque eran unos pesimistas. Qué bolas. Y hay mucha gente que cae en esta trampa ideológica, que nos oculta al enemigo, y pasan años consumiendo esta literatura. Para ellos no existe ni clase dominante nacional ni imperialismo. Que eso forma parte del pasado. Cuando uno les pregunta sobre esto, dicen que el último imperio fue el Imperio romano. Que vaina, así no se puede.

En suma, estas editoriales, además de buscar la máxima ganancia, funcionan como mecanismo ideológico de distorsión de la realidad, y enseñan a las personas para que se adapten a las políticas neoliberales, con obediencia y conformidad.


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[1] http://www.lavanguardia.com/libros/20101026/54059431291/la-crisis-dispara-la-venta-de-libros-de-autoayuda.html

Publicado en Aporrea.org el 15/08/11
http://www.aporrea.org/internacionales/a128443.html

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Racismo y discurso del mestizaje en Venezuela

Fernando Saldivia Najul
06 agosto 2011



La eficacia del discurso del mestizaje en Venezuela la pude comprobar cuando un compañero de trabajo nacido en Barlovento, de piel morena, en medio de una conversación sobre el racismo en Venezuela, me dijo que aquí no había Negros porque ya todos estábamos mezclados. Inmediatamente reconocí el buen trabajo que hizo la burguesía con la ayuda de sus ideólogos y sus políticos para ocultar el racismo en Venezuela a través del discurso del mestizaje.

Cuando la ideología del racismo entró en contradicción con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad del proyecto liberal, la burguesía se vio en la necesidad de ocultar la práctica del racismo con el discurso del mestizaje. Esta ideología ayudó a la burguesía a borrar la identidad de las etnias oprimidas porque supone la mezcla progresiva de todos los habitantes, y el porcentaje de personas que restaría por fundirse sería insignificante. Con este cuento desconocieron los derechos ancestrales de las comunidades indígenas, el protagonismo de los pueblos indígenas y Negros en la lucha por la libertad, y la deuda que la República tiene con ellos, nuestros hermanos. Una deuda que por supuesto es incompatible con el capitalismo. De esta manera se produjo el mito de la democracia racial, que irónicamente y por desgracia, tiene su origen en la violación sexual que practicaban los señores blancos a las mujeres Indias y Negras esclavizadas en tiempo de la colonia.

El invento de la ideología del racismo —la cual justificó y legitimó la esclavitud en la colonia—, la práctica del racismo, así como el posterior invento de la ideología del mestizaje que se impuso en Latinoamérica para ocultar el racismo, han sido y siguen siendo instrumentos muy eficaces de la clase dominante para dominar y facilitar la explotación.

Por un lado, la práctica del racismo ayuda a la burguesía a la exclusión y a dividir a la clase trabajadora. El racismo de exclusión opera para proteger los intereses económicos de la burguesía, y luego, esta misma burguesía, con todo el cinismo que la caracteriza, muestra los índices de pobreza y delincuencia de las comunidades excluidas y las señala como incapaces y responsables de su propia situación. El fenómeno del endorracismo y el proceso de blanqueamiento, consecuencia del racismo, alimenta la competencia, lo cual contribuye también a la división de la clase trabajadora.

Por otro lado, el discurso del mestizaje, el cual nos dice que vivimos en una sociedad mestiza, con muchos matices, y que a diferencia de la Venezuela colonial, ahora todos tenemos los mismos derechos y oportunidades para ascender, invita al individualismo y a la competencia, donde por supuesto al blanco siempre le va mejor que al Mestizo, al Negro y al Indio. Y le va mejor al blanco porque el racismo es una maldita realidad en Venezuela que se ha querido ocultar con el discurso del mestizaje. El discurso del mestizaje borra nuestras raíces étnicas y la diversidad cultural y de saberes, invisibilizando al mestizo como un ser sin raíces culturales propias, y lo conduce a vestirse de jeans y a comer hamburguesas, como parte de un proceso de asimilación a la cultura dominante. Además este discurso oculta que la burguesía blanca desprecia a los Indios, Negros venezolanos, Afrovenezolanos, Mestizos, y a sus culturas, y por esta razón, muchas veces en el pasado se distrajo la lucha contra la discriminación racial y étnica en Venezuela, la cual debe desarrollarse junto a la lucha de clases. De esta manera la ideología del mestizaje ayuda a que la burguesía conserve la supremacía como “raza”, cultura y clase.

El Proyecto “Imagen del Negro en la Venezuela de hoy”: Una Reflexión Metodológica [1], auspiciado por la Universidad Central de Venezuela, recogió entre los participantes del proyecto distintas expresiones narradas de prejuicio racial, a pesar de que existe una resistencia social a aceptar los prejuicios raciales que persisten al interior del extendido mestizaje de la población venezolana. Los participantes narraron experiencias en distintos espacios de las relaciones sociales tales como:

“Impiden acceso a discotecas, hoteles o restaurantes; discriminación laboral; verbalización despectiva y chistes raciales; rechazo ante el estereotipo físico; endorracismo familiar; cuestionamiento a parejas interraciales; acoso policial; imagen transmitida en medios de comunicación; y rechazo en el ambiente escolar”. [2]

Todo el mundo lo sabe. Basta con entrar a un salón de clases de una universidad pública controlada por la derecha para percibir la casi absoluta ausencia de estudiantes Negros. Basta con ver los medios de comunicación de la burguesía para percibir como discriminan a los artistas y periodistas Negros, y como invisibilizan a la persona Negra para reforzar el racismo en los televidentes, y mantener el orden establecido. En un proceso dialéctico, la ideología del racismo como parte de la superestructura de la sociedad, es soportada a su vez por una base económica con unas relaciones de producción y comercialización donde el blanco sigue siendo el patrón, el que tiene el control y da las órdenes. Es así como fácilmente se reproduce la práctica del racismo.[3]

La perpetuación del racismo en Venezuela no debe extrañarnos. Desde la Independencia la oligarquía criolla con sus ideólogos y los gobiernos a su servicio siempre han deseado y propiciado la inmigración de blancos europeos para blanquear a la población, y también a ellos mismos, porque en alguna medida ellos también se habían mezclado con Indios y Negros. Al mismo tiempo que atraían a los blancos para poblar el país, le ponían obstáculos a la inmigración voluntaria de Negros.

Para muestra dos botones. Es bueno recordar el discurso de los racistas Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri, promotores de la inmigración europea y del racismo en Venezuela:

Dice Alberto Adriani: “El peligro negro es el más grave y su solución es más difícil. Ya Venezuela tiene una población negra considerable que no es conveniente tratar como de raza inferior. (…) En nuestro país los negros han sido la materia prima, el elemento en el cual reclutaron sus ejércitos casi todas las revoluciones. Un aumento sensible de la población negra podría turbar el desarrollo normal de nuestras instituciones democráticas y de toda nuestra vida nacional, y sobre todo, comprometer gravemente nuestra unidad moral. (…) El ideal sería poseer una población blanca homogénea, lo cual es imposible, pues nuestro territorio contiene una gran proporción de indios y de negros. Podemos, sin embargo, con gran provecho nuestro, aumentar considerablemente el elemento blanco”.[4]

Dice Arturo Uslar Pietri: “El indio era aun mucho más incapaz de valorización que el español. Nunca tuvo ni capacidad ni resignación para el trabajo sistemático. Al hablar del indio las palabras pereza y vicio surgen constantemente de la pluma de los cronistas coloniales. La aparición del negro en América fue una consecuencia de la misma incapacidad del indio. El negro, por su parte, tampoco constituye un aporte que pueda beneficiar a la raza. La mezcla resultante no ha superado los componentes originales. Lo que pudiéramos llamar la raza venezolana actual es, en rasgos generales, tan incapaz de una concepción moderna y dinámica del trabajo y de la riqueza, como lo fueron sus ascendientes. (...) Esto quiere decir que si no modificamos grandemente la composición étnica de nuestra población será casi imposible variar el curso de nuestra historia y hacer de este país un Estado moderno”.[5]

Y pensar que estos tipos todavía son un referente intelectual y moral de primer orden para los escuálidos. Que miserables.


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[1] Ligia Montañez, Ligia M. Sánchez, José F. Salinas. Proyecto “Imagen del Negro en la Venezuela de hoy: Una Reflexión Metodológica”. Revista Interamericana de Psicología, 2003. Vol. 37, Num.1, pp. 31-49
http://www.psicorip.org/Resumos/PerP/RIP/RIP036a0/RIP03702.pdf
[2] Ibídem, p.45
[3] Fernando Saldivia Najul, Racismo en la televisión: “Negro no da rating”
http://www.aporrea.org/medios/a126835.html
[4] Alberto Adriani, Obras Escogidas: Venezuela y sus Problemas de la Inmigración, Noviembre, 1926. Biblioteca Ayacucho, Caracas,1998, pp. 86 y 88.
[5] Arturo Uslar Pietri. Venezuela necesita inmigración. Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas. Julio 1937. Número 284. Pág. 6943


Publicado en Aporrea.org el 06/08/11
http://www.aporrea.org/actualidad/a127970.html

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