Racismo en la televisión: “Negro no da rating”

Fernando Saldivia Najul
16 julio 2011


Un pana que trabaja en un medio de comunicación burgués me contó que una trabajadora de la limpieza le preguntó al jefe de reparto que por qué en las telenovelas no hay actrices Negras como ella. El hombre se volvió un culo con la respuesta, y no hallaba cómo explicárselo. Me cuenta el pana que después de darle vueltas al asunto al final el jefe de reparto le respondió:

—Bueno no sé, los ejecutivos del canal dicen que “Negro no da rating”.

Pero la trabajadora no quedó conforme con la respuesta y le repreguntó:

—¿Y cómo es eso de que “Negro no da rating”?

Y el empleado todo apenado le respondió:

—Bueno, ellos dicen que el Negro es feo y ensucia la pantalla, usted sabe, los ejecutivos del canal y los anunciantes son los que mandan.

Qué bolas, la compañera un poco ofendida se quedó pensando la vaina un momento, y le dijo:

—Ah, ensucian la pantalla, entonces, ¿eso quiere decir que si los dueños de los canales y los anunciantes fueran Negros en lugar de blancos, las actrices blancas quedarían desempleadas porque en este caso serían ellas y no nosotras las que ensuciarían la pantalla?

Coño, tremendo gancho de izquierda. Parece que la trabajadora de la limpieza es camarada y se acordó de la lucha de clases. Al jefe de reparto le cambió el rostro un poco, y la amiga viéndole la cara de desconcierto le dijo:

—Tranquilo, eso no va a pasar, porque nosotras estamos luchando para que se acabe definitivamente la lucha de clases, y finalmente todos y todas nosotras nos podamos ver por televisión sin ningún tipo de discriminación, como dice la Constitución.

Más nada. Con este cuento pareciera que en los canales privados sí hay chavistas rodilla en tierra dando la pelea, aunque sean minoría.

Pero uno no termina de asombrarse de la miseria burguesa. A 12 años de la revolución estos burgueses miserables con el fin de dividir a la clase trabajadora todavía nos inoculan racismo a través de la televisión engañando a sus empleados con el cuento del rating. En telenovelas, noticieros, publicidad, pasarelas y certámenes de belleza no admiten Negras ni Negros, salvo uno que otro que tenga rasgos de blanco. Pobres burgueses infelices. Las actrices morenas que necesitan el empleo se ven obligadas a teñirse el cabello de amarillo y a ponerse lentes de contacto azules. Esto es insólito.

En la calle uno puede ver a mujeres con alguna ascendencia africana que han sido víctimas de este bombardeo mediático desde que estaban en la cuna. Ahora tienen que hacer magia para blanquearse. Es decir, para que no las rechacen o para ascender en la escala de valoración social, muchas deciden pintarse el cabello, o alisárselo, o untarse gelatina, o colocarse una pañoleta, aunque no todas, es verdad, cambian su imagen por esta razón. En el caso de los hombres, algunos evitan tomar sol, y cuando van a la playa se quedan bajo el toldo o se protegen con cremas. Con esta técnica mediática la burguesía se lo lleva todo, porque gana plusvalía ideológica a la vez que la industria cosmética aumenta las ventas.

La clase burguesa es la propia plasta de mierda, porque el racismo no es más que un instrumento ideológico de la lucha de clases. Un instrumento ideológico no científico de la clase burguesa para dividir, deshumanizar, dominar y facilitar la explotación de la clase trabajadora. El racismo es un instrumento de colonización, de control y de exclusión social. Este invento lo heredamos de la colonia, y lo reproducimos actualizado con la nueva base económica capitalista. Y todavía no lo hemos derrotado.

La escritora estadounidense Toni Morrison, Premio Nobel de Literatura 1993, lo explicó en una entrevista de esta manera:

“El racismo todavía sigue operando hoy, mostrando su eficacia como instrumento para perpetuar las divisiones en contra de lo que debería ser una verdadera democracia”. [1]

Así es camaradas. Sobre una base económica con unas relaciones de producción y comercialización donde el blanco sigue siendo el patrón, el que tiene el control y da las órdenes, fácilmente se reproduce el modelo colonial de donde se deriva ese racismo manifiesto en la superestructura de la sociedad, pero ahora como una expresión actualizada sobre la nueva base económica capitalista. Se reproduce la creencia, en los más ignorantes por supuesto, de la superioridad del blanco sobre el Indio, el Negro, y el Mestizo, y por tanto, el derecho a despreciarlos y a dominarlos.

No todo burgués se cree este invento de la colonia, pero lo utiliza. Esta creencia le conviene a la clase dominante, que junto a sus ideólogos utilizan el invento de las razas y la ideología del racismo como un instrumento para facilitar la explotación. Es decir, las razas humanas no existen, pero el racismo como ideología y como sentimiento aprendido sí existe.

Es la ideología del racismo que heredamos de la colonia, y como toda ideología —no científica—, expresa y legitima las relaciones de dominación económica de una clase por otra. En la Ideología Alemana, Marx lo explica de esta manera:

“Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas, por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación”.

Así es. En este caso se trata de la ideología del racismo y del sentimiento racista que genera. Un racismo a veces solapado, y otras veces más abierto cuando se va agudizando la lucha de clases, hasta que alcanza niveles de odio y crueldad extrema. O sea, cuando la burguesía tiene todo el poder solamente nos desprecia, pero cuando lo está perdiendo, nos odia.

Los medios de comunicación son las instituciones más eficaces y exitosas en la internalización de representaciones sociales, ideas e imaginarios, y nos ayudan a clasificar el mundo en términos de categorías de “raza”. La burguesía y sus ideólogos sirvientes a través de los medios de comunicación imponen los patrones de belleza eurocéntricos para invisibilizar al otro. Es decir, a modo de anulación simbólica, invisibilizan a las personas integrantes de grupos étnicos no europeos. Inventaron una escala de belleza donde lo europeo es lo más bello y lo africano es lo más feo. Claro, porque cuando se reunieron para definir los cánones de belleza universal, no invitaron a los Negros ni a ningún representante de las etnias oprimidas del mundo. Todo con el propósito de fomentar la vergüenza étnica y el endorracismo, y por tanto, evitar que los trabajadores reclamen sus derechos, y dividirlos en su lucha por rescatar los medios de producción.

El racismo, el endorracismo y la vergüenza étnica dividen a la clase trabajadora y estimulan la competencia para ascender en la escala de valoración social determinada por la clase burguesa que subestima los valores y las costumbres de los grupos sociales oprimidos. Las personas que carecen de identidad étnica e identidad biológica positiva son las más vulnerables a este tipo de estrategia mediática para bajar la autoestima. Pero afortunadamente, creo que este no es el caso de la trabajadora de la limpieza de la que hablaba al principio de este artículo, porque la amiga está clarita.


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[1] http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2009/08/15/_-01977838.htm


Publicado en Aporrea.org el 16/07/11
http://www.aporrea.org/medios/a126835.html

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Escuálidos racistas se regocijan en la enfermedad del Comandante Chávez

Fernando Saldivia Najul
04 julio 2011


Se desataron las miserias humanas. Hay muchos escuálidos y escuálidas que se están regocijando en la enfermedad del Comandante. Los foros y las redes sociales están llenos de burlas y comentarios miserables. No hay más que entrar en Noticias24, o navegar por Facebook y Twitter para constatarlo.

Desde antes del golpe de Estado mediático en abril de 2002 muchos escuálidos privilegiados, de origen europeo y también mestizos de clase media, le han deseado la muerte al Comandante Chávez, pero ahora con la enfermedad del Comandante se sienten más esperanzados y así lo manifiestan frente a su computadora.

No es lo mismo despreciar que odiar. Cuando la burguesía tiene todo el poder, nos desprecia, y cuando lo está perdiendo, nos odia. Hay escuálidos que desprecian al Comandante por su fenotipo. Pero el odio hacia el Comandante no lo es por su fenotipo, sino porque no le perdonan que haya incluido y continúe incluyendo a los siempre excluidos. Excluidos que son en su mayoría Indios, Negros y Mestizos que aspiran a gozar al menos de los derechos que están consagrados en la Constitución.

Aquí estamos hablando de racistas, pero también de endorracistas.

Por un lado tenemos a los hijos y nietos de inmigrantes europeos que desarrollaron aquí los patrones coloniales que han permanecido. Sobre una base económica con unas relaciones de producción y comercialización donde el blanco sigue siendo el patrón, el que tiene el control y da las órdenes, fácilmente se reproduce el modelo colonial de donde se deriva ese racismo manifiesto en la superestructura de la sociedad, pero ahora actualizado sobre la nueva base económica. Se reproduce la creencia, en los más ignorantes, de la superioridad del blanco sobre el Indio, el Negro, el Mestizo, y por tanto, el derecho a dominarlo y a despreciarlo.

No todo burgués se lo cree, pero lo utiliza. Esta creencia le conviene a la clase dominante, que junto a sus ideólogos utilizan el invento de las razas y la ideología del racismo como un instrumento ideológico para facilitar la explotación. Es decir, las razas humanas no existen, pero el racismo como ideología y como sentimiento aprendido sí existe. Es la ideología del racismo que heredamos de la colonia, y como toda ideología —no científica—, expresa y legitima las relaciones de dominación económica de una clase por otra. Un racismo a veces solapado, y otras veces más abierto cuando se va agudizando la lucha de clases, hasta que alcanza niveles de odio y crueldad extrema.

De tal manera que los más ignorantes se creen superiores a los Indios, Negros y Mestizos, y ahora no soportan la idea de que se invierta la renta petrolera en la salud, la educación, y mucho menos en la vivienda para nuestros hermanos. Por supuesto, esto no les conviene porque aumenta la competencia, y porque les baja la engañosa autoestima soportada por la desigualdad. Por nada quieren que se les acerquen los de abajo. Se trata de familias que nunca se integraron al país. Se educaron en sus propios colegios y se encerraron en sus clubes privados.

Pero así como vinieron inmigrantes que pronto desarrollaron el racismo y no se integraron al país, también vinieron inmigrantes de izquierda, que si bien algunos no quieren recordarlo, otros en cambio junto a sus hijos e hijas venezolanas se integraron al país y están casados con el proceso revolucionario en diferentes frentes de lucha e incluso más comprometidos que muchos venezolanos de origen Indio o Negro.

Por otro lado, como aquí hay de todo, inmigrantes de todo tipo y escuálidos de todo tipo, tenemos también escuálidos mestizos de clase media, con elementos racistas y endorracistas en ellos, que no soportan que los de piel oscura de las urbanizaciones populares alcancen a mudarse cerca de ellos, o que lleguen a ser compañeros de trabajo, porque les recordarían sus orígenes. Les recordarían que provienen de capas sociales consideradas por la burguesía como chusma, genética y culturalmente inferiores, y eso les bajaría la autoestima, y por supuesto, la cercanía de los de abajo también les perjudicaría económicamente porque aumentaría la competencia.

Este maldito racismo es la ideología necesaria que justificó el colonialismo y que todavía ayuda a perpetuar el actual sistema capitalista de clases sociales y el imperialismo neo-colonial. Las escuelas privadas en manos de españoles y españolas de derecha, y principalmente los medios de comunicación de la burguesía juegan un papel importante en el reforzamiento del racismo que se viene practicando desde los tiempos en que estábamos sometidos por los españoles. La televisión promueve el odio, la desigualdad y la división entre venezolanos. Mensajes que son soportados por unas relaciones de producción y comercialización donde el blanco es el patrón, el que controla y da las órdenes. De esta manera se recrea el colonialismo externo e interno.

Es una realidad que heredamos de la colonia. Un racismo útil a los intereses de la clase dominante europeizada, y para esto le sirven las actrices, actores, y periodistas venezolanos de origen europeo, que en su mayoría son hijos y nietos de inmigrantes españoles, italianos y portugueses.

Los inmigrantes europeos, en su mayoría españoles, italianos y portugueses, muchos de ellos analfabetas, vinieron a Venezuela muertos de hambre y aquí los recibieron con los brazos abiertos y se les dio la oportunidad de progresar y disfrutar de la renta petrolera. Muchos lo hicieron con su esfuerzo, es verdad, pero luego que salieron de la pobreza, siguieron ascendiendo, de los cuales una parte importante lo hizo a través de la explotación, o por la vía de la especulación, o la corrupción, o la evasión de impuestos, y por supuesto, siempre gozando de la ventaja comparativa que le da su color de piel para el reparto discriminatorio de la renta petrolera que hacía la oligarquía. Ventaja que sus hijos y nietos aún disfrutan, a pesar de que el Comandante Chávez hace grandes esfuerzos para redistribuir estos recursos con el objeto de incluir a los excluidos. Esto no se lo perdonan.

Y no se lo perdonan porque cuando van a Europa o a Estados Unidos para tratar de seguir adquiriendo privilegios, se encuentran con que allá su piel blanca no los ayuda mucho. Los desprecian como ciudadanos de segunda y se vuelven con las tablas en la cabeza. Y ahora con la crisis del capitalismo, menos que menos, porque la competencia es salvaje. No, que va, no hay como la renta petrolera, dicen.

Regresan y el enemigo sigue siendo Chávez, no hay otro. El enemigo de ninguna manera es la burguesía. Una burguesía que ellos más bien admiran, aunque esta los desprecie. Una burguesía que los estafa cuando compran un carro, un apartamento, o ingresan a una clínica. Tampoco el enemigo es la clase política de la derecha al servicio de la burguesía y el imperialismo. Ni porque se pudo evidenciar hace unos meses cuando el secretario general del partido Acción Democrática les dijo “quejosos” a un grupo de venezolanos de clase media estafados, solo porque él considera que “quieren obtener viviendas gratis llevándole chismes al Gobierno”. [1] Que humillación.


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[1] http://www.aporrea.org/contraloria/n168725.html


Publicado en Aporrea.org el 04/07/11
http://www.aporrea.org/oposicion/a126185.html

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