Psiquiatras en contra de revocar la concesión a Globovisión

Fernando Saldivia Najul
30 noviembre 2010



Las vainas que uno tiene que escuchar. El viernes en la tarde me fui a hacer una diligencia en un centro profesional por el este de Caracas, y mientras esperaba en el café a una amiga que me iba a entregar unos papeles, me tocó escuchar parte de una conversación entre dos jóvenes psiquiatras que al parecer tenían sus consultorios en ese edificio.

Uno le comentó al otro que el cierre de Globovisión de alguna manera les podría perjudicar a ellos porque les disminuirían significativamente los pacientes con depresión y ansiedad. Sin embargo —agregó— debemos reconocer que el daño que hace este canal es arrecho. Y el otro asintió con la cabeza y dijo: “si es verdad, pero lo ideal sería que dejaran esa vaina hasta después del 2012, así puedo terminar de ahorrar para comprarme un penthouse en la Urbanización Campo Alegre”. Y se echó a reír.

Al final no supe si hablaban en serio o estaban jodiendo, pero de que sacan la cuenta la sacan. ¿Por qué? Porque Globovisión es quien les remite la mayor parte de los pacientes. No es paja. Este laboratorio de guerra psicológica tiene ya 10 años manipulando la percepción de la realidad, y sembrando un esquema de distorsión cognitiva en los escuálidos más ignorantes que no les permite entender nada de lo que está pasando en Venezuela ni en el mundo.

Uno puede entender el temor que sienten los escuálidos cuando perciben la amenaza de pérdida de estatus porque la hija o el hijo del obrero están estudiando. Lamentablemente fueron criados para competir con ventajas, y también para “distinguirse”, y aún no han podido romper esas cadenas. Pero el problema con Globovisión es otro. Globovisión les hace percibir amenazas donde no las hay. Amenazas como que este gobierno injusto les va a quitar su apartamento para dárselo a los pobres. Así mismo los he escuchado. Y la pregunta que yo les hago: ¿coño, y para qué el gobierno te va a quitar el apartamento a ti para después tener que quitarle el apartamento a otro para dártelo a ti? ¿No entiendes que si te quitan tu vivienda tendrías que irte a vivir debajo de un puente, y luego como ya serías pobre, el gobierno tendría nuevamente que quitarle la vivienda a otro para dártela a ti? Este ya no sería un gobierno injusto, este sería un gobierno idiota e ineficiente.

Parece mentira, pero estas pendejadas hay que aclarárselas a muchos escuálidos. Razón tenía Epicteto, el filósofo griego. Él decía que “a las personas no les perturban las cosas que les pasan sino la percepción que tienen de las cosas que les pasan”. Y es verdad. Esto les ocurre a los hipocondríacos cuando maximizan las enfermedades y se le pasan buscando por todo el cuerpo una enfermedad mortal. No es muy difícil imaginar lo que viven. Si uno ve a una hormiguita caminando hacia uno, uno la ve como un bichito inofensivo, pero si uno le pone la lupa, esta misma hormiguita se transforma en un monstruo. Bueno, lo mismo le ocurre a las personas que distorsionan en este sentido.

Y Globovisión lo sabe. Cuando este laboratorio de guerra envía a sus empleados a la calle para hacer un reportaje sobre la basura, por ejemplo, le indican al camarógrafo que cuando encuentre un montoncito de basura arrimado en el recodo de una acera, acerque la imagen hasta que la basura cubra todo el lente, y si tiene moscas mucho mejor. Con esto se logra percibir que todo en Caracas es basura y que la basura se está acercando a nosotros. Así se logra magnificar el problema a tal punto que cuando uno está acostado en la cama viendo la televisión, percibe que la basura se le viene encima con moscas y todo. No exagero. Una amiga me confesó que cada vez que recibe de Globovisión estos mensajes se pone a limpiar todo el apartamento, como si realmente estuviera amenazada de contaminarse.

De modo que nuestra manera de actuar y sentir depende de cómo interpretemos la realidad. Y si la realidad la vemos por Globovisión, nos jodimos. Porque como ya dijimos, Globovisión manipula la información para activar en los escuálidos la percepción de pérdida de beneficios personales. Por el temor real que tiene la oligarquía de perder privilegios, este canal enferma a las personas con el propósito de que defiendan los intereses de la oligarquía. Le hacen creer a la clase media que tiene los mismos intereses que la oligarquía. Confunden la propiedad privada de los medios básicos de producción con la propiedad privada personal. Le dicen que le van a quitar su vivienda, cuando en realidad el gobierno está defendiendo a la clase media de la burguesía inmobiliaria que la está expropiando.

Muchas personas han sido víctimas de la manipulación de las percepciones, y ya tienen un pensamiento distorsionado de la realidad. Se trata de un trastorno cognitivo, o sea, un error cognitivo. Cuando procesan la información sacan conclusiones disparatadas. A través de una “comunicación planeada” Globovisión logra alterar la conducta de los usuarios para que salgan a contrarrestar amenazas ficticias. Este canal les induce la percepción de una amenaza falsa, como la pérdida de un bien personal, y esta creencia les modifica las actitudes, y luego se disponen a enfrentar la amenaza. Pero como la amenaza es falsa, el conocimiento que se forma la persona sobre la realidad es distorsionado, es decir, se forma distorsiones cognitivas, y termina por aparecer un trastorno cognitivo. Y esta distorsión del pensamiento influye en el estado de ánimo y en la conducta de las personas. Les produce miedo, ansiedad, rabia. De hecho, algunos han tenido que acudir al médico para que los ayude a modificar las cogniciones distorsionadas y las alteraciones conductuales que esto conlleva. En otras palabras, Globovisión es la verdadera amenaza.

Pero el arma favorita del imperialismo es la técnica de la satanización o demonización. Esta técnica la ha aplicado Globovisión contra el Comandante desde antes del golpe de estado del 2002. Y el daño es casi irreversible. La propaganda contra la figura del líder es incluso más dañina que la propaganda anticomunista. De hecho, hay mujeres que odian más a Chávez que al mismo comunismo. Escuálidas enfermas han alcanzado tal nivel de odio, que me han llegado a decir que ellas estarían dispuestas a vivir en comunismo pero con tal de que Chávez no salga más por televisión. Increíble.


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Publicado en Aporrea.org el 30/11/10
http://www.aporrea.org/medios/a113101.html

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Por qué la burguesía no quiere que el hijo del obrero entre en universidades como la UCV, USB, UC, LUZ y ULA

Fernando Saldivia Najul
20 noviembre 2010



Manifestación de los años 70 en un 
barrio popular de Barcelona, España.
El capitalismo es necesariamente jerárquico y una de las funciones esenciales del sistema educativo es asegurar la reproducción del orden social y sus desigualdades subyacentes. De tal manera que las universidades públicas de élite como la UCV, USB, UC, LUZ y ULA a través de pseudo élites de clase media, privilegiadas y subordinadas a los intereses de la burguesía, participan activamente en la reproducción de las jerarquías sociales.

De modo que los sirvientes de la burguesía tienen necesariamente que cerrarle las puertas de la universidad al hijo del obrero para que se vea obligado a estudiar cursos cortos, y se entregue al mercado laboral. De esta manera, venderá su fuerza de trabajo principalmente en trabajos manuales, y le facilitará al burgués reponer la mano de obra desgastada, que no por casualidad son sus mismos progenitores.

Durante la cuarta república, cuando el imperialismo nos impuso el neoliberalismo se llegó al colmo de la discriminación. Mientras el hijo del burgués estudiaba de manera gratuita en las universidades públicas, la hija del obrero que se sintiera motivada a continuar estudiando, se veía obligada a costearse sus estudios en institutos tecnológicos privados. Esto es insólito. Pero llegó la Revolución y se creó la Misión Sucre.

Ahora la batalla es contra un muro medieval. La vieja estructura del claustro medieval de estas universidades autónomas son verdaderas dictaduras donde el consejo universitario tiene un poder casi absoluto sobre los estudiantes y trabajadores. Pseudos élites que confunden la autonomía con soberanía. Es decir, cierta libertad académica que les concede el Estado la confunden con la plena independencia. O mejor dicho, confunden a sus escuálidos.

Estas universidades son espacios de poder independientes del Pueblo. El mismo Pueblo que las financia por medio del Estado, pero que no están sujetas a su control. Es decir, son verdaderos instrumentos de la lucha de clases bajo control de la burguesía y manejados por sus sirvientes. Y no podía ser de otro modo. La educación burguesa heredó el carácter de clase de la educación feudal que se ha mantenido desde el mismo nacimiento del modo de producción capitalista. Es decir, la educación es para el hijo del burgués y no para el hijo del obrero. Al hijo del burgués se le educa, entre otras cosas, para dirigir, administrar, explotar y dominar, y al hijo del obrero se le forma para el trabajo manual y la sumisión. Y eso lo demuestra la historia de la ideología burguesa.

Martín Lutero, interprete de la burguesía, decía que “el tesoro mejor y más rico de una ciudad es tener muchos ciudadanos puros, inteligentes, honrados, bien educados, porque éstos pueden recoger, preservar y usar propiamente todo lo que es bueno”, y por otro lado decía que “al Señor Todo el Mundo —refiriéndose a los trabajadores— se lo debe empujar corporalmente a trabajar y a cumplir con sus deberes piadosos, como se tiene a las bestias salvajes en prisión y encadenadas.” Y en otra oportunidad agrega: “Ninguna tolerancia, ninguna misericordia con los campesinos. Se les debe tratar como a perros rabiosos”. [1]

La intención del protestantismo fue educar a la burguesía acomodada. Pero Lutero no era el único que pensaba así. Los jesuitas también se esforzaron en captar la educación de los nobles y de la burguesía acomodada, para dar a sus alumnos la mejor enseñanza compatible con los intereses de la Iglesia y de su orden que estaban amenazadas. Nunca pensaron en la educación de la pequeña burguesía y de los trabajadores. Los jerónimos tampoco deseaban instruir a las masas. Tomás de Kempis, el autor de La Imitación de Cristo, les decía: “Guárdate del deseo de saber demasiado (…) es un gran insensato el que busca otra cosa que no es la de servir a su propia salvación.” [2]

¿Y qué decía John Locke? Este pedagogo y economista pensaba que "los hijos de los trabajadores son normalmente una carga para la parroquia, y por lo general son mantenidos en inactividad, de modo que se pierde su trabajo hasta que alcanzan 12 o 14 años de edad". Locke sugiere que se establezcan "escuelas de trabajo” para los niños pobres en cada parroquia de Inglaterra, con el fin de que los infantes “a partir de los 3 años de edad conozcan el trabajo." [3]

¿Y qué pensaba Voltaire? Este interprete de la alta burguesía y la nobleza ilustrada en una oportunidad le escribió a su amigo el rey de Prusia: “Vuestra Majestad prestará un servicio inmortal al género humano si consigue destruir esa infame superstición [la religión cristiana], no digo en la canalla, [el pueblo] indigna de ser esclarecida y para la cual todos los yugos son buenos, sino en la gente de bien.” [4]

¿Y qué hay de Rousseau? El camarada Anibal Ponce asegura que Rousseau no pensó para nada en la educación de las masas sino en la educación de un individuo suficientemente acomodado como para permitirse el lujo de costearse un preceptor. Su Emilio es, en efecto, un joven rico, que vive de sus rentas y que no da un solo paso sin que lo acompañe su maestro. [5]

¿Y Mirabeau? Este político de la revolución burguesa en Francia, se oponía a la gratuidad de la enseñanza, porque en esa forma se rebajaría el nivel de la misma al sustraerla a la competencia, y porque en esa forma también, “se arrancarían muchos hombres de su sitio natural”. [6] Más claro imposible. Mirabeau quiere decir que cada uno de los miembros de una sociedad participa en la educación de acuerdo a su “destino económico”, y a sus “circunstancias sociales”.

Más que suficiente para entender el carácter de clase de la educación en nuestra sociedad. La pelea es peleando. Los cambios pedagógicos fundamentales se imponen con el triunfo de la clase revolucionaria que los reclama. Lenin no creía en reformas superficiales. En el primer Congreso Pan-Ruso de 1918, Lenin decía: “Alguien nos reprocha de hacer de la escuela una escuela de clase. Pero la escuela ha sido siempre una escuela de clase. Nuestra enseñanza defenderá por eso, exclusivamente, los intereses de la clase laboriosa de la sociedad.” [7] Es decir, educar para liberarnos de la dictadura del capital. Y con simples reformas no alcanzaremos nuestros objetivos. Las reformas se pueden emplear como un medio, pero no pueden ser un fin en si mismo como acostumbra la derecha. Derecha que por cierto pasa bastante trabajo cuando las élites del sistema educativo son más clasistas que los políticos de turno.

Lo digo porque recientemente el gobierno de derecha francés intentó reformar las escuelas de élites francesas, y pidió a estos centros de enseñanza que diseñen mecanismo para permitir el ingreso de un 30% de alumnos becados por el Gobierno. El objetivo es que estas escuelas exclusivas se abran a la sociedad y acojan en sus aulas a estudiantes de escasos recursos.

Por supuesto, la reacción fue inmediata. Los directores de las Grandes Escuelas, centros que son elitescos con relación a las Universidades, y que han dominado el sistema nacional de educación superior por más de dos siglos, rechazaron la medida. La Conferencia de las Grandes Escuelas (CGE), el órgano que las agrupa y las representa, emitió un dictamen donde expresa que el libre ingreso a las Grandes Escuelas bajaría el nivel, y por lo tanto, han dejado claro de manera enfática que "los niveles de los concursos deberán seguir siendo los mismos para todos". [8] Esto ya lo había escuchado antes.

Por parte del gobierno, el Comisionado de Diversidad e Igualdad de Oportunidades, Yazid Sabeg, criticó el rechazo de las Grandes Escuelas a la propuesta de inclusión del gobierno. Esto dijo indignado: "Los pobres no amenazan la calidad de nuestras escuelas ni la de los estudiantes que se gradúan. Decir eso es escandaloso. Además, la Conferencia de las Grandes Escuelas esta sujeta a una política que se conduce al más alto nivel del Estado. Hay un gobierno que lleva a cabo la política educativa de este país, hay un importante financiamiento público (...) Todas estas escuelas están sujetas a una línea política y la línea política de hoy es hacer de la apertura social una cuestión muy fundamental de la política educativa”. [9]

También el director del Instituto de Estudios Políticos de París, Richard Descoings, criticó el rechazo de las Grandes Escuelas a la propuesta del gobierno. Refiriéndose a la negativa de los directores de las Grandes Escuelas a facilitar el ingreso de los becarios, Descoings se expresó de esta manera: «¡Es una reacción antisocial en toda su amplitud!» Es decir, «la inteligencia, la curiosidad intelectual, la capacidad de trabajo, todo eso [según las élites] sería exclusivo de “los ricos”, porque facilitar el ingreso a los becarios, es decir, a la clase obrera y a las clases medias bajas, significaría “bajar el nivel”». [10]

Aparentemente el gobierno de derecha francés intenta una reforma del sistema educativo francés, uno de los más elitescos del mundo. Sin embargo, doscientos años de privilegios no se entregan tan fácilmente. Se trata de controlar la reproducción del orden social burgués. Las Grandes Escuelas más importantes reciben principalmente a los estudiantes que pertenecen a la clase dominante y son preparados para dirigir la alta administración, la industria, la banca, la investigación, etc. En otro nivel, están las Universidades que acogen a una parte importante de estudiantes provenientes de clases populares, quienes son formados principalmente para cargos técnicos y mandos intermedios. De esta manera se reproduce el orden social necesario para mantener el sistema capitalista, es decir, la dictadura mundial del capital, que se extiende desde el centro capitalista europeo hasta aquí en la periferia donde los estudiantes revolucionarios de Venezuela están dando la batalla.


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[1] Anibal Ponce, Educación y lucha de clases. Editores Mexicanos Unidos, S.A. 4ª Edición, Marzo de 1981. pág. 156 -157
[2] Tomás de Kempis, La Imitación de Cristo, Capítulo II.
[3] John Locke, An Essay on the Poor Law, 1697.
[4] Anibal Ponce, pág. 175
[5] Ídem, pág. 179
[6] Ídem, pág. 183
[7] 21 Ver Lenin y la Juventud, págs. 27-28, ediciones del Secretariado Sudamericano de la Internacional Juvenil Comunista, Buenos Aires, 1920. (Citado por Ponce, cap. 8).
[8]
http://mobile.lemonde.fr/societe/article/2010/01/04/les-grandes-ecoles-opposees-aux-quotas-de-boursiers_1287198_3224.html
[9] http://www.lefigaro.fr/flash-actu/2010/01/04/01011-20100104FILWWW00583-sabeg-furieux-contre-les-grandes-ecoles.php
[10] http://www.20minutes.fr/article/373916/France-Les-grandes-ecoles-contre-les-quotas-de-boursiers.php

Publicado en Aporrea.org el 20/11/10 
http://www.aporrea.org/educacion/a112586.html

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