PDVSA, roja y burguesa

Fernando Saldivia Najul
27 enero 2007


El 26 de junio del año pasado escribí un artículo en este mismo medio, titulado «El presidente tiene ”todo el poder”», donde expresaba mi opinión en torno a la falsa creencia que tienen los escuálidos sobre la concentración de poder de la cual goza el Presidente de la República. Allí comentaba, que si eso fuera cierto, ya hace rato que hubiese desaparecido la explotación del hombre por el hombre, y tendríamos hoy las condiciones para emplearnos todos en una actividad vital creadora, contraria al trabajo alienante, y a la explotación a la que nos someten los empresarios privados.

Ese artículo estaba dirigido a los adversarios del Presidente. Sin embargo, escucho y leo con mucha frecuencia a compatriotas que se muestran como verdaderos revolucionarios preocupados por la indiferencia que aparentemente muestra el Presidente frente a algunos miembros de su gobierno quienes no dan las mejores señales de probidad, ni de conciencia humanística. Se preguntan: ¿por qué no utiliza su poder para limpiar la casa por dentro? Y murmuran: me pone a dudar.

Lo anterior ocurre con los chavistas de todas las instituciones del gobierno. Sin embargo, las quejas que más llegan a mis oídos son las que vienen de chavistas empleados y contratados de la nueva PDVSA. Unos con una franca disposición al cambio de modelo de vida, y otros, sin embargo, aún con bajas pasiones de competencia, y débiles frente al consumismo.

Me comentan: Que si metieron a un gerente escuálido y que el Presidente no lo sabe. Que si la planta está parada desde hace tiempo y que al Presidente lo tienen engañado. Que si hay profesionales que una vez fueron hasta guerrilleros y que ahora ganan más de diez millones de bolívares mensuales. Que si cuando empezaron a entrenar al personal para la Reserva y que fue sólo un show de unos meses para que el Presidente se comiera el cuento. Que si los agentes de inteligencia del Estado son escuálidos, y para usted de contar.

Compatriotas, chavistas humanistas y chavistas alienados. El Presidente ha dicho en varias oportunidades que “tiene el gobierno pero que no tiene el poder”. ¡Más claro no puede estar el Comandante!

Nosotros vivimos en permanente resistencia frente a un poder transnacional burgués que tiene vínculos con casi todas las instituciones públicas y privadas del mundo. Y en aquellas donde no los tiene, al menos cuenta con admiradores que saludan el modelo consumista que propagan los medios. Por lo tanto, estamos frente a un Estado burgués conformado por venezolanos psicológicamente manipulados unos, y con falsa conciencia otros, los cuales crecieron espiritualmente con la ayuda de “Sábado Sensacional”.

Los funcionarios alienados, más consumistas que servidores, cuentan con el apoyo directo o indirecto del poder burgués local y transnacional. O sea, cuentan con armas de destrucción masiva: bombas químicas, biológicas y atómicas, y el Presidente lo sabe mejor que nosotros.

En las obras de Marx y Engels se habla de los miles de hilos que vinculan a la burocracia y a la fuerza armada con la burguesía. Se trata de la máquina del Estado burgués.

Lenin, en su libro “El Estado y la Revolución” nos explica:

«La burocracia y el ejército permanente son un "parásito" adherido al cuerpo de la sociedad burguesa, un parásito engendrado por las contradicciones internas que dividen a esta sociedad, pero, precisamente, un parásito que "tapona" los poros vitales»

Mas adelante, cuando Lenin se refiere a la ofensiva de la burguesía contra los revolucionarios, dice:

«Esta marcha de los acontecimientos obliga a la revolución "a concentrar todas las fuerzas de destrucción" contra el Poder estatal, la obliga a proponerse como objetivo, no el perfeccionar la máquina del Estado, sino el destruirla, el aplastarla»

Como pueden ver, el Presidente no necesita tener agentes de inteligencia paseándose por todos los pasillos de las instituciones del gobierno y de las fuerzas armadas para saber que trabaja con colaboradores alienados y apoyados. Con sólo leer a Lenin en una de esas madrugadas, es suficiente.

Mientras no hayamos acumulado una fuerza inteligente de revolucionarios concientes para aplastar al Estado burgués, y no contemos con un ejército común latinoamericano que disuada las pretensiones del imperio, el Presidente como estratega está obligado a mantener un piso político de reformistas con hábitos burgueses. De estos, algunos son antiimperialistas, y nos ayudan a redistribuir la riqueza que anteriormente se robaban las élites gringas y europeas, gracias al entreguismo de los escuálidos. Esto corresponde a una fase del proceso, pero no es la última.

En suma, compatriotas, es cierto que el presidente tiene la fuerza social, pero aún no está articulada para desplazar al Estado burgués. Ni siquiera la mayoría de la fuerza emergente tiene conciencia humanística. Muchos de los ayer excluidos se afanan por imitar el estilo de vida del sector consumista. Recuerden que ellos también crecieron con RCTV y Venevisión.


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Publicado en Aporrea.org el 27/01/07
http://www.aporrea.org/ideologia/a29965.html

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4 ídolos de la oposición

Fernando Saldivia Najul
12 enero 2007



Cada vez que el Presidente viaja y se reúne con el mandatario de un país hermano para firmar acuerdos de cooperación, complementariedad y solidaridad, empieza la refunfuñadera. ¿Por qué a los escuálidos les molesta tanto la solidaridad del Presidente con los pobres del mundo?

Ya el argumento necio y desgastado de que primero tenemos que resolver los problemas de Venezuela, le quitan a uno las ganas de conversar. ¿Será que ellos pretenden construir una muralla a lo largo de toda la frontera, y también una bóveda, para que el hambre, las enfermedades, las guerras, y el cambio climático no nos perturben? ¿O será que la derecha no tiene como fin último la felicidad de todos los seres humanos?

Esta última interrogante la voy a tratar de dilucidar en este artículo de una forma esquemática. A continuación hago cita de 4 personajes, unos más inteligentes que otros, ídolos de los escuálidos, y que han hecho historia por sus brillantes ideas.

1. José María Aznar

Cuenta el Comandante Chávez que en una ocasión cuando le preguntó al exPresidente de España, qué pensaba de la situación en los países pobres de África, y en Haití, éste le dijo:

«...que se olvidara de esas naciones, que perdieron el tren de la historia, y que estaban condenadas a desaparecer...».

2. Kurt Biedenkopf

Peter Bürger, en su ensayo «¿Guerras alemanas para “el interés nacional”?», de 17/05/2006, cita el libro “Un Diario Alemán” escrito por el exPresidente de Sajonia y exSecretario General del Partido Demócrata Cristiano, Kurt Biedenkopf, el cual señala:

«¿Podemos aguantar si una parte importante de la humanidad pasa hambre? ¿Cómo pensamos protegernos contra el reclamo de los pobres de la tierra si no estamos dispuestos a compartir? (...) ¿Qué peligros bélicos surgen de esta realidad? (...) Nuestra forma de vivir no se puede generalizar. (...) Esto significa que en el futuro sólo podremos conservar nuestra forma de vivir si la reservamos para una minoría privilegiada: las naciones industriales altamente desarrolladas».

3. Friedrich von Hayek

En el año 1981, en una entrevista para el Diario El Mercurio de Chile, al Premio Nobel de Economía le preguntaron: ¿Cree usted que el liberalismo es moralmente neutro o que los objetivos que este persigue llevan una jerarquía de valores? Y éste respondió:

«Una sociedad libre requiere de cierta moral que en última instancia se reduce a la manutención de vidas. No a la manutención de todas las vidas, porque podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Por lo tanto las únicas reglas morales son las que llevan al “cálculo de vidas”: la propiedad y el contrato».

Y por último,

4. Adam Smith

En el tratado "Investigación sobre la naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones", libro I, en el capítulo "De los salarios del trabajo", el economista y filósofo británico escribe:

«Todas las especies de animales se multiplican en proporción a los medios de subsistencia, y no hay especies que puedan hacerlo por encima de esa proporción. Pero en una sociedad civilizada, sólo entre las gentes de los rangos inferiores del pueblo la escasez de alimentos puede poner límites a la multiplicación de la especie humana; y esto no puede ocurrir de otro modo que destruyendo una gran parte de los hijos, fruto de fecundos matrimonios.»

Más abajo añade:

«El mercado se hallaría unas veces tan escaso de mano de obra, y otras, tan saturado, que muy pronto su precio se amoldaría a aquel preciso nivel que las circunstancias de la sociedad imponen. Así es como la demanda de hombres, al igual de lo que ocurre con las demás mercancías, regula de una manera necesaria la producción de la especie, acelerándola cuando va lenta y frenándola cuando se aviva demasiado. Esta misma demanda es la que regula y determina las condiciones de la procreación en todos los países del mundo...»

Pues bien. Como pueden apreciar, aquí no hay hipocresía. No hay doble moral. No tienen ninguna carta bajo la manga.

Los tres primeros no merecen ningún tipo de comentario. Hablan claro, sin muchos rodeos. Con relación a las aspiraciones de Adam Smith, el de la “mano invisible” del mercado autorregulado, pueden observar cómo en la primera cita hace similitud entre los seres humanos y los animales, como una especie más. En la segunda cita es más cruel. Aquí determina sin turbación, que la escasez de hombres, igual que las mercancías, regula necesariamente la producción de la especie humana.

Ahí les dejo esa perla.


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Publicado en Aporrea.org el 12/01/07
http://www.aporrea.org/oposicion/a29364.html

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